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Por: Thomas Brooks

El pecado secreto infunde mucho más respeto y temor hacia los hombres que hacia Dios. Serás injusto en secreto, disoluto en secreto, inmundo en secreto y traicionero en secreto, etc. ¿Por qué? ¿Por qué tienes miedo de que tales o cuales hombres lo sepan, que lo sepan tales o cuales amigos, o que lo sepan tales o cuales parientes? ¡Ay! pobre infeliz, ¿tienes miedo del ojo de un hombre? ¿De un hombre que es mortal y del hijo del hombre que es como heno (Is. 51:12)? Y, ¿aun así, no tiemblas bajo el ojo de Aquel, cuyos ojos son como llama de fuego, agudos y terribles, que penetran hasta las entrañas (Ap. 1:14)?

¡Ay! cuán lleno de ateísmo está el corazón del hombre que, tácitamente1, dice: “¡Si mis pecados están tan sólo ocultos a los ojos del mundo, no me importa, aunque el Señor los conozca, aunque el Señor los observe estrictamente, aunque el Señor ponga una marca, un memorándum2 sobre ellos!”. ¿Qué es esto, oh hombre, sino enfrentarse con Dios, tentarle y provocarle en su propia cara, a quien “es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Jn. 1:5-6)? ¡Ay! Pecador, pecador, ¿puede el hombre condenarte? ¿Puede el hombre desheredarte? ¿Puede el hombre llenar tu conciencia de horrores y terrores? ¿Puede el hombre hacer de tu vida un verdadero infierno? ¿Puede el hombre cerrar las puertas de la gloria contra ti? ¿Puede el hombre enviarte a la tumba con una palabra de su boca? Después de todo, ¿puede el hombre arrojarte a tormentos interminables, sin consuelo y sin remedio? ¡Oh, no! ¿Puede Dios hacer todo esto? ¡Oh, sí! ¿Por qué, pues, no se estremece más tu corazón en lamentos ante el ojo del gran Dios que ante el ojo de un pobre, débil y mortal hombre?

He insistido más en este asunto porque no hay cosa en todo el mundo que estorbe más la comunión secreta con Dios y la oración secreta que los pecados secretos. ¡Oh! si todos ustedes se propusieran velar contra los pecados secretos, orar contra los pecados secretos, lamentarse por los pecados secretos, juzgarse y condenarse ustedes mismos, profundamente, por los pecados secretos y, cuidadosa y concienzudamente, rehuir y evitar todas las ocasiones y provocaciones que puedan ser como combustible para los pecados secretos.

Notas:

1 Tácitamente – Sin declararlo, ni expresarlo.

2 Memorándum – Nota que ayuda a recordar algo.

Fragmentos extraídos de la Revista Portavoz de la Gracia No. 44, puede descargar la revista EN ESTE ENLACE.

*Thomas Brooks (1608-1680): Predicador congregacional; autor de Preciosos remedios contra las artimañas de Satanás (Precious Remedies against Satan’s Devices).


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