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Por: Miguel Núñez

Este artículo forma parte de la serie «95 tesis para la iglesia de hoy» del Pastor Miguel Núñez

Lo que hace a un pastor no es su reputación, sino su carácter; no es su conocimiento, sino su sabiduría; no es su título, sino su llamado; no es su capacidad para delegar ni ordenar, sino su capacidad para servir

Basada en 1 Timoteo 3:2

El apóstol Pablo escribe a Timoteo para la instrucción de todos aquellos que quisieran ser pastores, y lo primero que dice es que un obispo, un pastor, un anciano debía ser irreprensible, irreprochable (anepilȰmptos en el lenguaje original). Eso no implica alguien sin pecado, pero sí alguien que tiene un modelo de conducta tal que no necesita ser llamado a cuentas por ser un mal ejemplo para la congregación.

De tal forma, que el ministro de la Palabra, cuando lee los requisitos en 1 Timoteo 3, se percata de que él necesita ser un modelo en el hogar, teniendo su hogar bajo orden; necesita ser un modelo en la iglesia; necesita tener una buena reputación, un buen caminar con los de afuera. Que pueda ser una persona con un testimonio constante delante de todos los hombres, una persona que honra a Dios delante de los hombres de tal manera que ellos puedan, a su vez, honrar a ese Dios en el día de Su visitación. El estándar es alto porque el llamado es aún más alto. Representar a Dios y exponer Su palabra infalible a través de labios falibles no es una responsabilidad pequeña. Hermano pastor o predicador, subamos al púlpito conscientes de que hablamos “de parte de Dios y delante de Dios”.

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4 comentarios en «Lo que hace a un Pastor NO es su reputación, sino su carácter – Miguel Núñez»

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