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Por: Miguel Núñez
Este artículo forma parte de la serie «95 tesis para la iglesia de hoy» del Pastor Miguel Núñez
Basada en Gálatas 6:7-8
“Cosechar” y “sembrar” son dos palabras que continuamente escuchamos en la radio y desde púlpitos. La idea es sembrar algo financiero, algo material, y esperar que Dios te devuelva multiplicado lo que sembraste. Esta es una idea completamente nueva en la historia de la iglesia que solamente ha podido prosperar en medio de una iglesia materialista, egocéntrica, alejada de Dios y de la revelación bíblica. De la misma manera se habla hoy de que puedes pactar con Dios y establecer condiciones que le obligan a devolverte y a darte lo que le has entregado.
Si esta idea la hubieras presentado hace cincuenta años en el seno de la Iglesia, ella hubiera quedado pasmada. Pero hoy en día esto es tan común que muchos se van detrás de sus propios corazones, deseosos de poder controlar sus propias vidas y sus finanzas, y de obtener lo que quieren, obligando a Dios todo el tiempo bajo las condiciones que vinieron a su mente. En ocasiones he oído a alguien decir: “Endeuda a Dios”, así que tomas una deuda contando con que Dios la va a pagar. Eso jamás se le ocurriría a un cristiano con una mente bíblica. La mente bíblica se cultiva, no es algo con lo que se nace de nuevo. Después de nacer de nuevo tengo que saturar mi mente con la Palabra de Dios, tengo que renovar mi mente por medio de la Palabra, según se nos instruye en la misma.
Por tanto, a menos que tengas una mente bíblica, vas a vivir carnalmente y no centrado en el Espíritu, como la Palabra de Dios instruye. Mi invitación para ti, una vez más, es que puedas entrar a la Palabra para entender que cuando la Palabra nos habla de sembrar y cosechar, se está refiriendo, básicamente, o a los frutos espirituales o a los de la carne, los cuales cada uno de nosotros ha de cosechar conforme a su estilo de vida. ¡Piénsalo! ¡Óralo! ¡Y arrepiéntete!
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No lo es. No es cierto. No es pecado. Es sólo un acto de fe respaldado por las muchas promesas de Dios al respecto. Lo que pasa es que estos calvinistas legalistas fundamentalistas sanadoctrinistas macarthuristas y washerianistas (las 6 «istas» negativas), siempre la toman contra los predicadores del Evangelio Completo que enseñan bíblicamente estas cosas. La ley de la siembra y la cosecha está en la Biblia -y si la crees y la sabes aplicar en tu vida- tú recibirás los resultados de ella en todo orden de cosas: espiritual, material y por supuesto financieramente. Así que no te dejes engañar ni intimidar por estos bautistas «maestros de la ley», (que son tanto o más ricos que los predicadores pentecostales y carismáticos). ¡Fariseos hipócritas!
Me parece muy certera la advertencia del pr Núñez, porque los millonarios de hoy son los predicadores que enseñan estos pasajes como «ley». Y los que en verdad «sembramos» o sea damos el dinero o bienes, NADA; prevalece la voluntad Dios. Sin embargo y tal vez es la molestia de algunos, es bueno explicar 2 Corintios 9:6. Ya que el contexto habla de dar. Xfa