Por: John MacArthur.
Este artículo forma parte de la serie: La Gloria del Cielo
En la revista Moody se publicó un excelente artículo (el artículo de portada) que criticaba la moda de los ángeles. Incluía una cita del profesor de teología Ed Glasscock en el que se afirmaba: «La Biblia no da, en realidad, explicaciones sobre los ángeles; sólo hace referencias puntuales a sus actividades».² Estoy de acuerdo. Si recogemos toda la información al respecto que aparece en la Biblia únicamente la verdad es que nos juntamos con más preguntas sin responder que respuestas concretas. Sabemos que los ángeles ministran a los hombres y que incluso intervienen de vez en cuando en los asuntos humanos, pero nada sabemos de cómo lo hacen. Además, se nos desaconseja indagar en las cuestiones espirituales más allá de lo revelado en las mismas Escrituras: «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las revelaciones son para nosotros y para nuestros hijos para siempre» (Dt. 29:29).
A pesar de todo, la Biblia contiene bastante información sobre esas maravillosas criaturas que son los ángeles. Y si tenemos en cuenta que vamos a pasar la eternidad a su lado en el cielo, no está de más que en este estudio sobre la vida en el más allá se incluya un apartado dedicado a los ángeles y al papel que desempeñan.
Las Escrituras utilizan diferentes expresiones para referirse a los ángeles. Se les llama «hijos de los potentados en Salmo 89:6, «hijos de Dios» (Job 1:6; 2:1; 38:7), elohim (Sal. 8:5; literalmente <un Dios» según la nota al margen de la BLA), «congregación de los santos» (Sal. 89:5), «estrellas del alba» (Job 38:7), «príncipes» (Dn. 10:13) y «principados y potestades» (Ef. 3:10).
Si estudias la Biblia detenidamente verás que los ángeles están en el tercer cielo, donde mora Dios. Allí le adoran de forma ininterrumpida. También los encontrarás en el segundo cielo, circulando por el universo, sirviendo a Dios de diversas maneras. Y también los verás en el primer cielo, a veces incluso interviniendo en cuestiones humanas.
Extracto del libro «La Gloria del cielo» escrito por John MacArthur.
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Excelente. Me ayuda a comprender muchas cosas que no se escuchan en un servicio en la iglesia. Gracias a Dios por ustedes.