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Por: Ron Rhodes.*

Este artículo forma parte de la serie ¿Qué dice la Biblia acerca de …?

La comparación del Antiguo y el Nuevo Testamento nos brinda sólido testimonio de la identidad de Jesús como Yahvé. Encontramos, por ejemplo, una prueba en la crucifixión de Cristo. En Zacarías 12:10 Yahvé habla proféticamente: «Pondrán sus ojos en mí. Harán lamentación por el que traspasaron». Aunque quien habla es Yahvé, esta es una obvia referencia a la futura crucifixión de Cristo. Sabemos que «el que traspasaron» es Jesús porque así le describe el apóstol Juan en Apocalipsis 1:7.

La Septuaginta nos brinda más sobre la identidad de Cristo como Yahvé (La Septuaginta es una traducción griega del Antiguo Testamento hebreo, anterior a Cristo). La frase hebrea que se traduce como «YO SOY» (el nombre de Dios) en Éxodo 3:14, es ego eimi en griego y en varias ocasiones en el Nuevo Testamento griego Jesús utilizó este término para identificarse a Sí mismo como Dios. Por ejemplo, en Juan 8:24, Jesús declaró: «pues si no creen que yo soy [ego eimi] el que afirmo ser, en sus pecados morirán». El texto original en griego en este versículo no tiene la palabra Él. Dice, literalmente: «Si ustedes no creen que YO SOY, morirán en sus pecados».

Luego, según el versículo 28 Jesús les dijo a los judíos: «Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, sabrán ustedes que yo soy [ego eimi]». El original en griego dice: «Cuando levanten al Hijo del Hombre sabrán que YO SOY» (aquí no figura el pronombre Él). Jesús utiliza a propósito la frase para señalar que Su identidad es Yahvé.

También es revelador que los pasajes del Antiguo Testamento referidos a Yahvé se aplicaran directamente a Jesús en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, Isaías 40:3 dice: «Preparen en el desierto un camino para el Señor [Yahvé]; enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios [Elohim]». El Evangelio de Marcos nos dice que las palabras de Isaías se cumplieron en el ministerio de Juan el Bautista, que preparó el camino para Jesucristo (Marcos 1:2-4).

Tenemos otra ilustración en Isaías 6:1-5 cuando el profeta relata su visión de Yahvé «excelso y sublime, sentado en un trono» (versículo 1). Los serafines cantaban «Santo, santo, santo es el Señor [Yahvé] Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria» (versículo 3). Isaías también cita a Yahvé, diciendo: «Yo soy el Señor; ¡ése es mi nombre! No entrego a otros mi gloria» (42:8). Luego el apóstol Juan – bajo inspiración del Espíritu Santo – escribió que Isaías «vio la gloria de Jesús» (Juan 12:41). La gloria de Yahvé y la gloria de Jesús se presen- tan como iguales.

La deidad de Cristo se nos confirma en las muchas acciones de Yahvé en el Antiguo Testamento, que Cristo realiza en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, en el Salmo 119 se nos dice casi una docena de veces que es Yahvé quien da y preserva la vida. Y en el Nuevo Testamento Jesús afirma que Él tiene este poder: «Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes a él le place» (Juan 5:21).

En el Antiguo Testamento se dice que la voz de Yahvé es «un ruido ensordecedor, semejante al de un río caudaloso» (Ezequiel 43:2). Y del mismo modo leemos del Jesús glorificado en el cielo: «Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno, y su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata» (Apocalipsis 1:15). Lo que es verdad en cuanto a Yahvé también lo es en cuanto a Jesús.

También es notable que en el Antiguo Testamento se describa a Yahvé como «luz eterna», que hará que el sol, la luna y las estrellas sean obsoletos (Isaías 60:19,20). Jesús hará lo mismo para la futura ciudad eterna en la que vivirán los santos eternamente: «La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera» (Apocalipsis 21:23).

Es claro entonces que Jesús es Yahvé y que es eternamente auto- existente, igual y co-eterno con Dios Padre y Dios Espíritu Santo. Cristo era «YO SOY» antes del principio de los tiempos. Así como el Padre y el Espíritu Santo, Él es, eternamente, el que vive.

Tomado del libro ¿Qué dice la Biblia acerca de …? de Ron Rhodes 

*El Dr. Ron Rhodes recibió su Th.M. y Th.D. grados en teología sistemática del Seminario Teológico de Dallas, graduándose con honores. Actualmente es el presidente de Reasoning from the Bibles Ministries, una organización de apologética ubicada en Texas. 


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