No olvides compartir ...

Por: J.C. Ryle

Leer: Mateo 19:23–30

Lo primero que aprendemos en estos versículos es el inmenso peligro que las riquezas entrañan para las almas de quienes las poseen. El Señor Jesús declara que “difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos”. Y llega aún más lejos. Utiliza un dicho proverbial para ratificar su afirmación: “Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”.

Pocas afirmaciones de nuestro Señor suenan más sorprendentes que esta; pocas son tan opuestas a las opiniones y prejuicios de la Humanidad; pocas son tan escasamente creídas; y, sin embargo, es verdad, y digna de ser recibida por todos. Las riquezas, que todo el mundo desea y por las que los hombres se esfuerzan y trabajan, y envejecen antes de tiempo, son la posesión más peligrosa que hay. Suelen causarle graves daños al alma; conducen a los hombres a muchas tentaciones; absorben los pensamientos y los sentimientos de los hombres; atan pesadas cargas en los corazones, y hacen el camino al Cielo más difícil de lo que ya es de por sí.

Guardémonos del amor al dinero. Es posible utilizarlo correctamente y hacer el bien con él, pero por cada uno que lo utiliza bien, hay miles que lo utilizan mal, haciéndose daño a sí mismos y a los demás. Que el hombre mundano haga del dinero un ídolo, si quiere, y que piense que la felicidad es proporcional a su posesión; pero que el cristiano, quien profesa tener “tesoros en el cielo”, ponga su rostro como un pedernal (*) ante el espíritu del mundo en este aspecto. Que no adore el oro. El mejor hombre a los ojos de Dios no es el que más dinero tiene, sino el que posee mayor gracia.

Pidamos cada día en oración por las almas de los ricos. No se les debe envidiar, sino tener una gran lástima. Llevan cargas pesadas en la carrera cristiana; de todos los hombres, son los que menos probabilidades tienen de correr de tal manera que obtengan el premio (cf. 1 Corintios 9:24). Su prosperidad en este mundo supone muchas veces su perdición en el mundo venidero. Con razón contiene la Letanía de la Iglesia de Inglaterra (**) las palabras: “En todo tiempo, de la riqueza, líbranos, buen Señor”.

*John Charles Ryle fue un obispo evangélico anglicano inglés. Fue el primer obispo anglicano de Liverpool y uno de los líderes evangélicos más importantes de su tiempo.


Puedes seguirnos en WhatsAppFacebookTelegram Youtube. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico.


No olvides compartir ...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× Recibe nuestros artículos