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Por: E.M. Bounds
Este artículo forma parte de la serie «120 meditaciones de E.M. Bounds»
«De todo corazón busco tu rostro; compadécete de mí conforme a tu promesa.» Salmo 119:58
Así como a la casa de Dios se le llama «casa de oración» porque la oración es el más importante de sus santos oficios, así a la Biblia se le puede llamar el libro de oración. La oración es el gran tema y el contenido de su mensaje a la humanidad.
La Palabra de Dios es el fundamento, como lo es el directorio, de la oración de fe. «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros… en toda sabiduría» (Colosenses 3:16 RVR). A medida que esta palabra de Cristo mora en abundancia en nosotros y es transmutada y asimilada, se traduce en oración. La Palabra y el Espíritu construyen la fe, y la fe es el cuerpo y la sustancia de la oración.
En muchos de sus aspectos, la oración depende de la Palabra de Dios. Jesús dijo: «Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá» (Juan 15:7). La Palabra de Dios es el punto de apoyo sobre el cual se ubica la palanca de la oración mediante la cual se mueven las cosas con poder. Dios se ha encomendado a sí mismo y ha encomendado su propósito y su promesa a la oración. Su Palabra se convierte en el fundamento en la inspiración de nuestra oración, y hay circunstancias bajo las cuales podemos obtener una ampliación de sus promesas. De los santos de la antigüedad se dice que «por fe… alcanzaron promesas» (Hebreos 11:33 RVR).
Reflexión: Piense en algunas maneras en que la oración depende de la Palabra de Dios. ¿Qué promesas bíblicas quiere Dios que usted haga suyas cuando ora?
*E.M.Bounds. (Estados Unidos- 1835). Fue un hombre escondido con Dios y por Dios en oración. Escritor de peso y agudo pensador, sus escritos sobre la oración han sido obras clásicas durante más de un siglo. Lee su biografía HACIENDO CLIC AQUÍ
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