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En la Edad Media, la Inquisición y los juicios llevados a cabo por la Iglesia Católica no solo se centraron en la persecución de herejes y brujas, sino también en animales. Aunque resulta sorprendente para muchos, existieron casos en los que los animales fueron acusados, juzgados y condenados por supuestos crímenes en el contexto de la superstición y el miedo que dominaba la sociedad de la época.

A continuación, se detallan algunos puntos relevantes sobre la Inquisición y los juicios contra animales durante la Edad Media:

Contexto histórico: Durante la Edad Media, se creía firmemente en la presencia del mal y en la influencia demoníaca en la vida cotidiana. Esta mentalidad llevó a la persecución de supuestos agentes del diablo, incluidos los animales.

Animales acusados: En algunos casos, se acusaba a animales como gatos, perros, cerdos e incluso insectos de ser portadores de brujería o demonios. Estos animales eran vistos como cómplices de las fuerzas malignas y eran sometidos a juicios similares a los de los seres humanos.

– Gatos: Los gatos negros fueron particularmente perseguidos durante la Edad Media debido a la creencia de que estaban asociados con la brujería y el diablo. Se les acusaba de ser familiares de las brujas y de participar en rituales paganos. Muchos gatos fueron capturados, juzgados y ejecutados en la hoguera o mediante ahorcamiento.

Perros: Incluso los perros no escaparon de la sospecha de estar involucrados en actividades malignas. Se creía que los perros podían ser utilizados por brujas como compañeros en sus prácticas hechiceras. Algunos perros fueron acusados de brujería y condenados a muerte.

Cerdos: Los cerdos también fueron objeto de superstición y acusaciones de brujería en algunos lugares durante la Edad Media. Se les asociaba con el diablo y se creía que podían ser poseídos por espíritus malignos. En ciertos juicios, se condenó a cerdos a muerte por supuestos crímenes de brujería.

Insectos: Además de los mamíferos, incluso los insectos fueron acusados en ocasiones de ser agentes del mal durante la Edad Media. Algunas especies de insectos, como las polillas o escarabajos, eran consideradas como portadoras de maldiciones o mensajes del diablo. En casos extremos, se intentaba exterminar a estos insectos como medida de protección.

El caso de las Ratas: En 1522, en la población de Autun en Francia, los aldeanos acudieron a la corte eclesiástica en busca de justicia: las ratas se habían comido sus cultivos de cebada.

Tras investigar el crimen, el tribunal citó a las ratas a presentarse al juicio.

Un funcionario fue enviado al área en la que se creía vivían los roedores delincuentes y les leyó en voz alta la solemne declaración.

La corte nombró a un joven abogado llamado Bartolomée Chassenée como defensor de las ratas.

Cuando las acusadas no se presentaron al juicio, Chassenée argumentó que la notificación de actos procesales no había sido apropiada pues el caso «ponía en juego la salvación o ruina de todas las ratas», de manera que todas -no sólo las de la aldea- debían ser notificadas.

A pesar de que los sacerdotes de todas las parroquias de la diócesis de Autun citaron a todas las ratas, ninguna se presentó en la corte en la siguiente fecha.

Chassenée argumentó que, como estaban dispersas por el campo, necesitaban más tiempo para hacer el viaje al tribunal, así que le concedieron otro retraso.

Cuando llegó el día, el abogado explicó el motivo de la ausencia de los roedores, reclamándole a la corte toda la protección de la ley a sus clientes en su camino al tribunal pues, aunque querían presentarse, temían ser atacadas por gatos hostiles y no se podía esperar que pusieran en riesgo sus vidas para cumplir con la cita.

Cuando eso no funcionó, Chassenée apeló al sentido humanitario de la corte: no era justo castigar a todas las ratas por los crímenes de unas pocas.

«¿Qué puede ser más injusto que estas proscripciones generales que destruyen indiscriminadamente a aquellos a quienes los tiernos años o la enfermedad les hace incapaces de ofender?

El vicario, quizás conmovido por las palabras de Chassenée o de pronto simplemente agotado por sus objeciones, aplazó el procedimiento indefinidamente.

Suena absurdo, pero ese juicio efectivamente tuvo lugar, así como muchos similares entre los siglos IX y XIX.

Procedimientos judiciales: Los juicios contra animales se llevaban a cabo de manera similar a los juicios contra personas. Se nombraba un abogado defensor para el animal, se presentaban pruebas y se dictaba una sentencia, que en muchos casos implicaba la ejecución del animal acusado.


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