No olvides compartir ...

ÚNETE A UNO DE NUESTROS GRUPOS DE WHATSAPP, para recibir materiales todos los días, CLICK AQUÍ.

Por: Miguel Núñez

Este artículo forma parte de la serie «95 tesis para la iglesia de hoy» del Pastor Miguel Núñez

La improvisación es no tomar en serio nuestra responsabilidad de liderar el pueblo de Dios

Basada en Efesios 2:10

Nuestra cultura latinoamericana con frecuencia se caracteriza por la improvisación en todos los niveles. Y cuando tiene que ver con la iglesia, hemos escuchado cómo muchos pastores e incluso iglesias enteras entienden que la mejor forma de saber si el Espíritu de Dios va a hablar a través del predicador es cuando él llega al púlpito sin haber preparado absolutamente nada, porque entonces el Espíritu de Dios le da palabra, y podrá abrir su boca para proclamar el consejo de Dios. No hay nada más antibíblico que tal idea.

Realmente nuestro Dios es un Dios que no ha improvisado absolutamente nada de lo que ha acontecido y acontecerá en la historia. Desde toda la eternidad, Él ha planificado lo que ha de acontecer. La Palabra de Dios nos dice en Efesios 2:10 que “somos criaturas Suyas hechas en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”. Si Dios, un Dios todopoderoso, omnisciente, sabio, justo, se preocupa por planificar las cosas, por preparar Sus obras de antemano, mucho más nosotros Sus hijos debemos, con todas nuestras limitaciones, sacar tiempo apartado en oración, bajo dirección del mismo Espíritu, y preparar no solamente nuestros sermones, sino también el tiempo de adoración: las canciones que vamos a cantar, de qué manera dichas canciones van de la mano con el tema de la predicación, de qué forma el pastor piensa terminar el mensaje para que la canción final pueda contribuir a afianzar lo que se ha predicado. Debemos planificar también nuestras reuniones, ya sean las reuniones de asambleas, las reuniones en los hogares, los estudios bíblicos.

Nada de lo que la iglesia haga debe ser resultado de una improvisación, porque eso implicaría, en cierta manera, o una sobreconfianza en nosotros mismos, o, por otro lado, una falta de respeto, de reverencia, de honra a nuestro Dios. Que aquello que hagamos sea excelente, que es uno de los atributos de nuestro Dios. Habiendo dicho todo esto, no quiero dar a entender que no puede ocurrir alguna ocasión en donde una improvisación se dé, porque, en Su soberanía, Dios es capaz de hacer cualquier cosa; y ciertamente es así. Hay momentos en que no ha habido ningún tiempo, no ha habido la preparación y hay una necesidad de responder, ya sea en predicación, en oración, en tiempos de adoración; pero son momentos especiales, puntuales, aquí y allí, que Dios orquesta, y muchas veces esos momentos pueden llegar a ser más significativos que aquellos que hemos preparado. Pero nosotros tenemos que ejercer nuestra responsabilidad y dejar las excepciones para nuestro Dios. ¿Fuimos llamados a qué cosa? A reflejar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz. Y de esa forma, entonces, una manera de honrar esa verdad es planificando, bajo la guía del Espíritu y en oración, todo cuanto vayamos a hacer en el pueblo de Dios y con el pueblo de Dios para la gloria del mismo Dios.


Puedes seguirnos en WhatsApp, Instagram,Messenger,Facebook, Telegram o Youtube. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *