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La Palabra de Dios nos recuerda en Proverbios 14:1: «La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.»
Este versículo no solo es una advertencia, sino también una guía. Muchas mujeres desean honrar a Dios en sus hogares, pero sin saberlo, pueden adoptar actitudes o hábitos que terminan afectando negativamente a su familia. Este artículo tiene como propósito exhortar con amor y verdad, ayudando a identificar comportamientos que, aunque parezcan pequeños o inofensivos, pueden minar la paz, la unidad y el propósito de Dios para el hogar cristiano.
Desarrollo
1. Deshonrar o menospreciar a su esposo
Una forma silenciosa, pero poderosa de dañar el hogar es cuando la mujer desvaloriza a su esposo, ya sea en privado o públicamente. Comentarios sarcásticos, críticas constantes o comparaciones con otros hombres pueden desgastar el corazón del esposo y desestabilizar la armonía del matrimonio.
«La mujer casada tiene que respetar a su marido» (Efesios 5:33b, NVI).
Respetar no significa estar de acuerdo en todo, sino valorar el liderazgo del esposo y expresarse con amor, incluso en el desacuerdo.
2. Descuidar la vida espiritual personal y del hogar
«Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33).
Una mujer que no cultiva su vida espiritual difícilmente podrá guiar o influir positivamente en su hogar. Cuando el altar familiar se apaga, la familia pierde dirección espiritual y puede quedar expuesta al desánimo, el pecado y la tibieza espiritual.
Una mujer que ora, medita en la Palabra y alienta a su familia a buscar a Dios, fortalece su casa desde los cimientos.
3. Priorizar todo antes que su familia
«Cuida bien de los asuntos de su casa…» (Proverbios 31:27a, NTV).
En un mundo acelerado, es fácil poner el trabajo, las redes sociales, las amistades o incluso el ministerio por encima del hogar. Sin embargo, cuando la familia es desplazada del primer plano, las relaciones se enfrían y el corazón del hogar se debilita.
Esto no significa que la mujer no pueda trabajar o servir en la iglesia, sino que debe recordar que su primera responsabilidad, dada por Dios, es edificar su hogar.
4. Sembrar amargura o rencor
«Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia…» (Efesios 4:31).
El resentimiento sin resolver, las heridas no sanadas o la falta de perdón pueden convertir a una mujer en una fuente constante de queja, frialdad o crítica. Esto envenena el ambiente del hogar y afecta profundamente a los hijos.
La mujer cristiana está llamada a ser un canal de gracia y restauración, no de división ni resentimiento.
5. No enseñar ni corregir con amor a los hijos
«Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Proverbios 22:6).
Cuando una madre deja de instruir bíblicamente a sus hijos, ya sea por cansancio, desinterés o permisividad, está dejando un vacío que el mundo se apresurará a llenar. Por otro lado, corregir sin amor, con gritos o desprecio, también puede causar heridas profundas.
El rol maternal es una herramienta poderosa en las manos de Dios para formar corazones sensibles al Señor. Ignorarlo o ejercerlo sin sabiduría puede llevar al desastre espiritual de la familia.
Conclusión
Dios ha dado a la mujer un rol precioso y poderoso dentro del hogar. Su influencia es tan profunda que puede construir o destruir, edificar o desmoronar, todo dependiendo de cómo se vive su rol bajo la guía de la Palabra.
La buena noticia es que, si alguna de estas actitudes se ha hecho presente, todavía hay gracia y oportunidad para cambiar. Jesús vino a restaurar lo roto y a dar sabiduría para edificar con propósito. Volver a los principios bíblicos y pedir dirección al Espíritu Santo es el primer paso para sanar y fortalecer el hogar.
Que cada mujer cristiana busque ser sabia, no por su propia fuerza, sino por la gracia y sabiduría que provienen de Dios.
«Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican…» (Salmo 127:1).
Buenos días me gustó su mensaje tengo dificultades en mi hogar soy cristiana pero mi esposo no