No olvides compartir ...

ÚNETE A NUESTRO GRUPO DE WhatsApp o Telegram. Y recibe materiales todos los días.

Por: Ana Robinson*

Jonathan Edwards, el gran teólogo y predicador puritano escribió 70 resoluciones que habrían de dirigir su forma de vivir. Una resolución es una decisión, algo que estamos determinadas a hacer. Y en ese tono, escribí estas resoluciones que tengo la intención de recordar cada día durante la crianza de mis hijos. Espero, durante los años, seguir aumentando la lista:

1. Resuelvo cuidar mis palabras y mi tono de voz

Eres pequeño y tu corazón está siendo moldeado. Eres sensible a la forma en la que te hablo. Las palabras que uso y mi tono de voz son importantes, porque eres importante. Y nuestro Señor me ha dado instrucciones sobre cómo tratarte.

Hay quien habla sin tino como golpes de espada,
Pero la lengua de los sabios sana (Pro 12:18).

La lengua apacible es árbol de vida,
Pero la perversidad en ella quebranta el espíritu (Pro 15:4).

2. Resuelvo no ser perezosa al enseñarte, discipularte, y disciplinarte

Mi trabajo es enseñarte a vivir de una manera que se someta a nuestro Creador. Y así como Él es un Dios bueno, que se toma el tiempo para enseñarnos, también se toma el tiempo para corregirnos. A veces me es más fácil dejar pasar la situación, para no tener que esforzarme en corregirte, pero eso es egoísta.

El que reprende al hombre hallará después más favor
Que el que lo lisonjea con la lengua (Pro 28:23).

3. Resuelvo ser paciente contigo, no esperando más de tus posibilidades

A veces quiero que tu crecimiento sea automático. Pero al aprender qué comportamientos son apropiados para tu edad, puedo esperar.

Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley (Ga 5:22-23).

4. Resuelvo leerte buenos libros

Esto es muy fácil, me encanta leer y puedo aprovechar el tiempo acurrucándome contigo para leer lo que nos gusta a los dos.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten (Fil 4:8).

5. Resuelvo enseñarte a orar

La disciplina de la oración ha cambiado mi vida. ¿Puedes creer que nuestro Dios, Creador del universo, nos quiere escuchar? ¡Qué increíble! Orar es dirigir nuestros pensamientos a Dios: lo podemos hacer en silencio o en voz alta. Nuestras oraciones pueden ser de alabanza, confesión, súplica y agradecimiento.

Oren sin cesar (1Ts 5:17).

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias (Fil 4:6).

6. Resuelvo enseñarte a cuidar tu cuerpo y pertenencias

El Señor nos llamó a cuidar todo lo que puso debajo de nuestro cuidado. Todo le pertenece a Él, y un día vamos a rendir cuentas sobre qué hicimos con lo que se nos fue dado.

Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mt 25:21).

7. Resuelvo encontrar muchas razones para reírnos y tener gozo en esta vida

Sí, la vida también puede ser difícil. Pero también tenemos muchos motivos por los cuales tener gozo.

El corazón alegre constituye buen remedio;
Mas el espíritu triste seca los huesos (Pro 17:22).

8. Resuelvo modelarte una vida de agradecimiento

Dios nos ha enviado a dar gracias en todo. Una vida de agradecimiento reconoce que todo lo que tenemos es inmerecido. Podemos vivir asombrados por las bondades de Dios cada día si nos detenemos a darle gracias.

Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre (Ef 5:20).

Me postraré hacia Tu santo templo,
Y daré gracias a Tu nombre por Tu misericordia y Tu fidelidad;
Porque has engrandecido Tu palabra conforme a todo Tu nombre (Sal 138:2).

9. Resuelvo tratarte como me gustaría que me trataran a mí

Quiero ser considerada contigo y detenerme a pensar cómo quiero ser tratada por los demás.

Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo (Ef 4:32).

10. Resuelvo admitir cuando peco contra ti y pedir perdón

Como creyente del evangelio no debo guardar orgullo en mi corazón, pensando que nunca me equivocaré o les fallaré contra ustedes, mis hijos. Cuando ofenda a Dios con mis acciones o palabras, me tomaré el tiempo de confesar y pedir restauración.

Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho (Stg 5:16).

11. Resuelvo servirte como si estuviera sirviendo a mi Señor

Esta labor requiere muchas energías y tiempo. Quiero servirte sabiendo que Dios me ve y reconociendo que fue Él quien me asignó este trabajo.

Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres (Col 3:23).

12. Resuelvo cuidarme del orgullo

Quiero continuamente pedirle al Señor que examine mi corazón para mostrarme si hay orgullo en mi crianza.

Examíname, oh Señor, y pruébame;
Escudriña mi mente y mi corazón (Sal 26:2).

13. Resuelvo administrar mi tiempo correctamente

El mundo me distrae con cosas vanas. Pero mientras estás en la etapa de crecimiento, quiero valorar cada hora en la que Dios te puso bajo mi cuidado.

Enséñanos a contar de tal modo nuestros días,
Que traigamos al corazón sabiduría (Sal 90:12)

14. Resuelvo enseñarte a ver la vida con una perspectiva eterna

Esta vida es corta. Y, como decía R. C. Sproul: “El ahora cuenta para siempre”. Cristo viene pronto y después de esta vida, viene el juicio eterno.

Vengo pronto. Retén firme lo que tienes, para que nadie tome tu corona (Ap 3:11). 

15. Resuelvo ir a la Palabra de Dios contigo para enseñarte a buscar la verdad

La Palabra de Dios es mi guía. En ella, Dios ha revelado Su carácter y Su plan. Quiero que tú también aprendas a buscar a Dios en Su Palabra constantemente.

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia (2Ti 3:16).

Antes de hacer su lista de resoluciones, Edwards reconoció que nada de esto sería posible sin la ayuda y gracia de Dios en su vida:

Estoy apercibido de la realidad de que soy incapaz de hacer cualquier cosa sin la ayuda de Dios, humildemente le pido que por Su gracia me permita mantener estas resoluciones, hasta el punto que estén de acuerdo con Su voluntad, por causa de Cristo (Jonathan Edwards en su Preámbulo a sus 70 Resoluciones).

 Oración: Padre celestial, capacítame cada día para ser la mamá que debo ser, enfocada en la maravillosa labor de maternidad que me has dado. Ayúdame a responder con la gracia y el amor que Tú me has mostrado en cada situación.

En el nombre glorioso de mi Señor Jesucristo.

Amén.

Tomado de aquí. Foto de Omar Lopez en Unsplash


CLIC SOBRE LA IMAGEN PARA ADQUIRIR EL RECURSO

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *