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Por: Charles Spurgeon
«La santidad, sin la cual nadie verá al Señor.» Hemos predicado la salvación por gracia, pero no predicamos la salvación para aquellos que continúan en el pecado.
Los hijos de Dios son un pueblo santo, lavado, purificado, santificado y hecho celoso de buenas obras. Quien habla acerca de la fe, y no tiene obras que prueben que su fe es una fe viva, se miente a sí mismo y miente ante Dios. Es la fe la que nos salva, no las obras, pero la fe que salva siempre produce obras: renueva al corazón, cambia el carácter, tiene influencia sobre los motivos y es el instrumento en la mano de Dios para hacer del hombre una nueva criatura en Jesucristo.
Nada se equivoquen en esto, señores, pueden ser bautizados y rebautizados, pueden asistir a los sacramentos, o pueden creer en un credo ortodoxo, pero serán condenados si viven en pecado.