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En los años 50, misioneros cristianos llegaron a la tribu Yali en Papúa, Indonesia, para predicar el Evangelio, enfrentándose a grandes riesgos. La comunidad, conocida por practicar el canibalismo, inicialmente rechazó el mensaje, y dos cristianos fueron asesinados. A pesar de esto, los esfuerzos misioneros continuaron con perseverancia.

Antes de convertirse en pista de aterrizaje, el lugar llamado Apahapsali servía como sitio donde los Yali practicaban rituales de canibalismo. Con el tiempo, los aldeanos comenzaron a aceptar el Evangelio, lo que marcó el inicio de una transformación espiritual significativa. La comunidad abandonó las prácticas violentas y cambió su enfoque hacia la fe cristiana.

En 2018, el piloto Nathan Fagerlie conoció a los Yali mientras servía con Mission Aviation Fellowship. Desde entonces, la tribu, ya convertida al cristianismo, no solo dejó sus antiguas costumbres, sino que también empezó a evangelizar a otros pueblos cercanos, extendiendo el impacto del mensaje cristiano en la región.

“Este lugar donde antes despellejábamos y comíamos gente ahora es la pista de aterrizaje. Y nuestra cabaña de celebración ahora es la iglesia. Ese lugar al otro lado del valle que solíamos saquear ahora es el lugar donde nuestros hijos e hijas se casan”, dijo Nathan, un misionero que trabaja en la región desde 2018.

“Los transformó personal y culturalmente. Cambió su perspectiva sobre sí mismos, sobre sus vecinos y sobre el mundo. En una generación, pasaron de caníbales a cristianos”, añadió.

La misión de MAF busca alcanzar a millones de personas que viven en aislamiento debido a barreras geográficas, sociales, políticas o religiosas. En regiones como las selvas montañosas de Papúa, donde las aldeas están separadas por días de viaje, los pilotos de MAF desempeñan un rol crucial al conectar estas comunidades.

Con un avión, los vuelos de MAF reducen días de difícil acceso a tan solo 15 o 20 minutos. Además de transportar personas, también llevan alimentos, materiales y recursos esenciales. Esto incluye traductores de la Biblia, médicos, evangelistas y trabajadores humanitarios que comparten el amor de Dios de manera práctica.

Cada año, MAF apoya a más de 400 organizaciones misioneras, humanitarias y religiosas en todo el mundo. A través de estas colaboraciones, no solo brindan servicios esenciales a comunidades aisladas, sino que también les llevan el mensaje del Evangelio y un impacto tangible de esperanza y amor.

“Oremos por los pilotos de MAF, sus pasajeros y las aldeas a las que sirven. Oremos por vuelos seguros, por puertas abiertas para el ministerio y por la receptividad de la gente al Evangelio. Por favor, oremos para que los cristianos de Yali sigan creciendo en la fe y en la gracia del Señor Jesucristo”, pidió la misión.

Tomado de aquí


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