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Por: Charles Stanley
Y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. ÉXODO 3.2
Esta experiencia de Moisés demuestra cómo Dios captó la atención de un hombre de voluntad férrea que necesitaba ser quebrantado. Moisés había visto numerosos incendios y matorrales ardiendo, pero nunca había visto una zarza que ardiera en llamas y no se consumiera. Fue cuando detuvo sus planes para investigar el fenómeno más de cerca que Dios le habló.
El Padre a menudo usa circunstancias inusuales para lograr que dirijamos nuestros ojos y corazones a Él. No hay cosa tal como un accidente en la vida de un hijo de Dios, así que debemos aprender a buscar su presencia en cada situación que surja.
La pérdida de un empleo, una enfermedad, las cuentas que son pagadas anónimamente e incluso ciertas emergencias inesperadas no son sorpresas para Él. El Padre sabe exactamente qué es lo que necesita para llamar nuestra atención. Y a menudo es mediante circunstancias altamente inusuales que finalmente damos un paso atrás y notamos lo que Él está haciendo en nuestras vidas.
Señor, ayúdame a ver bajo una nueva luz todas las circunstancias que surgen. Haz que mi corazón sea receptivo a lo que tú estás tratando de hacer en mi vida para mi bien.
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