ÚNETE A NUESTRO GRUPO DE WhatsApp o Telegram. Y recibe materiales todos los días.
Por: Paul D. Tripp.
El pecado te miente
Las Escrituras nos dicen que el pecado es engañoso. A menudo nos engañamos creyendo dos mentiras, al traspasar los límites de Dios y hacer lo que él ha prohibido. La primera mentira es que nadie lo sabrá. Esto puede ser cierto en el caso de las personas cercanas a nosotros.
Puedes ocultar tu pecado para que quienes te rodean no lo sepan. Pero nuestro pecado nunca está oculto a los ojos del Señor. Sus ojos siempre están puestos en sus hijos. Tú y yo nunca escaparemos a un lugar donde él no pueda ver lo que hacemos. El pecado oculto es un engaño. La segunda mentira es que podemos pecar sin consecuencias. He estado con muchos hombres adúlteros, con matrimonios en ruinas, y me he preguntado: «¿Adónde creías que iba esta historia? ¿Cuánto tiempo creías que podrías tener una relación con una mujer que no fuera tu esposa y aun así tener un matrimonio sano?». Me asombra, en mi propia vida y al aconsejar a otros, nuestra capacidad de convencernos de que están bien cosas que no lo están y nunca lo estarán.
Números 32:23 contiene seis palabras de advertencia que no solo fueron importantes para Israel, sino que también son vitales para nosotros: « sabed que vuestro pecado os alcanzará». Moisés pronunció estas palabras porque Dios no solo había bendecido a Israel con la tierra prometida, sino que también los había llamado a luchar con su poder para expulsar a todas las naciones enemigas. Las tribus de Gad y Rubén decidieron que no querían luchar, así que se asentaron fuera de la tierra prometida. Esto no fue solo un acto de cobardía; fue una rebelión directa contra los mandatos del Señor. ¿En qué estaban pensando? ¿De verdad creían que a Dios no le importaría, o que les diría: «Está bien, como quieran»? Dios siempre ve, y nunca nos complacerá comprometiendo sus santos mandatos. ¿Pensaron las tribus de Gad y Rubén que su negativa a hacer lo que Dios les ordenó no tendría consecuencias?
Estas palabras han sido grabadas y preservadas para nosotros por nuestro amoroso Padre celestial. Han sido grabadas para nosotros como defensa contra el engaño del pecado. Al igual que con las tribus de Gad y Rubén, nuestro pecado nunca es secreto ni carece de consecuencias. Es maravilloso saber que nuestro Señor nos encuentra en nuestra debilidad y no solo nos advierte, sino que también nos capacita para vivir dentro de sus límites. Es alentador ver que la advertencia de Dios a Gad y Rubén no fue en vano. Finalmente, escucharon la advertencia de Dios y obedecieron su mandato. También es bueno saber que, en lugar de esconderse, gracias a la obra completa de Cristo en nuestro favor, podemos correr a él, confesar nuestro pecado y recibir su perdón una vez más. El pecado es engañoso, pero la gracia de Dios está a la altura; expondrá las mentiras del pecado una y otra vez hasta que estemos del otro lado y el pecado desaparezca.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp, YouTube, Instagram, TikTok, Facebook. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico y visitar nuestra tienda online