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Por: Paul D. Tripp.

Este artículo forma parte de la serie: «Nuevas Misericordias cada mañana» de Paul D. Tripp

No te desalientes por la guerra espiritual cotidiana a la que has sido llamado. El Dios todopoderoso está contigo y pelea por ti.

Entre el “ya” y el “todavía no” la vida es una guerra. Puede ser frustrante y desalentadora. Todos deseamos alguna vez que la vida fuera más sencilla. Nos preguntamos por qué la crianza de los hijos tiene que ser una constante batalla espiritual. Todos deseamos que nuestros matrimonios no fueran batallas. A todos nos gustaría que no hubiera conflictos en nuestros trabajos o en nuestras iglesias. Pero todos nos despertamos cada día en un mundo destrozado por la guerra. Es el triste legado de un mundo roto por el pecado y constantemente atacado por el enemigo.

Es muy interesante e instructiva la forma en que el apóstol Pablo termina su carta a la iglesia de los Efesios. Habiendo establecido las verdades del evangelio de Jesucristo y habiendo detallado las implicaciones para nuestra vida, termina hablando sobre la guerra espiritual:

Fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos (Efesios 6:10-18).

Cuando llegamos a la parte final de la carta de Pablo, es tentador pensar que el apóstol ha cambiado de tema por completo. A primera vista, parece que ya no está hablando sobre el cristianismo cotidiano. Pero de eso es exactamente de lo que está hablando. Les está diciendo a los creyentes de Éfeso: “¿Saben?, todo lo que he dicho sobre el matrimonio, la crianza, la comunicación, el enojo, la iglesia, y todo lo demás—todo esto una gran guerra espiritual”. Pablo te está recordando que la base del cristianismo diario es una guerra. En verdad existe lo correcto e incorrecto. En verdad existe un enemigo. En verdad existe la tentación seductora y engañosa. En verdad eres espiritualmente vulnerable. Pero Pablo continúa escribiendo. Te recuerda que por gracia has sido armado y equipado para la batalla. La pregunta es: ¿usarás la armadura que la cruz de Jesucristo te ha provisto para la batalla?

Para profundizar y ser alentado: 1 Pedro 5:6-11


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