No olvides compartir ...

ÚNETE A NUESTRO GRUPO DE WhatsApp o Telegram. Y recibe materiales todos los días.

Por: Teología Sana

Queridos hermanos en Cristo,

Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo abunden en sus vidas. Hoy quiero dirigirme a ustedes con amor y preocupación, no para condenar, sino para exhortarles en el temor del Señor respecto a una costumbre que tristemente se ha vuelto común en nuestras congregaciones: llegar tarde al culto.

Sabemos que Dios es un Dios de orden y disciplina (1 Corintios 14:40), y cuando nos reunimos para adorarlo, debemos hacerlo con reverencia y prontitud. Sin embargo, muchas veces llegamos tarde con excusas que, si fuéramos sinceros, no utilizaríamos para una cita de trabajo, una entrevista importante o incluso para un evento secular.

El culto: una cita con el Rey de Reyes

Imaginemos por un momento que tenemos una audiencia con un presidente o un alto dignatario. ¿Nos atreveríamos a llegar tarde? ¿No haríamos todo lo posible por estar puntuales y presentarnos con respeto? Cuánto más cuando se trata del Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:16).

El salmista nos recuerda: «Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor» (Salmo 2:11).

Esto implica que nuestra actitud hacia el culto debe reflejar un corazón reverente y expectante, entendiendo que es un tiempo sagrado donde nos encontramos con el Señor y con nuestros hermanos en la fe.

El testimonio que damos

Cuando llegamos tarde habitualmente, sin una razón legítima, enviamos un mensaje equivocado:

– A Dios, de que Su adoración no es nuestra prioridad.

– A nuestros hermanos, de que la comunión y el respeto mutuo no son importantes.

– A los no creyentes, de que no valoramos lo que predicamos.

Jesús dijo: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16).

Si somos descuidados en la puntualidad para el culto, ¿qué testimonio estamos dando?

Preparándonos con diligencia

Proverbios 6:6 nos dice: «Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio.»

Así como nos preparamos para cualquier compromiso importante, también debemos prepararnos con diligencia para el culto:

1. Organizando nuestra ropa y Biblia desde la noche anterior.

2. Poniendo la alarma con suficiente tiempo para orar y arreglarnos sin prisas.

3. Saliendo con antelación para evitar contratiempos.

Si el mundo nos exige puntualidad para cosas pasajeras, ¿cuánto más Dios para lo eterno?

Un llamado a la reflexión

Amados hermanos, la puntualidad no es solo una cuestión de costumbre, sino de adoración y obediencia. No se trata de legalismo, sino de honra. Llegar a tiempo al culto es una forma de mostrar nuestro amor y respeto por el Señor y Su pueblo.

Por eso, les animo a examinar sus corazones y a tomar este asunto con la seriedad que merece. Como dice Efesios 5:15-16: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.»

Que el Señor nos ayude a valorar cada momento en Su presencia y a darle lo mejor de nosotros, porque Él es digno de toda honra y gloria.

En Cristo,
Tu hermano en la fe.

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp, YouTubeInstagramTikTokFacebook. También puede suscribirse a nuestro boletín por correo electrónico y visitar nuestra tienda online


CLIC SOBRE LA IMAGEN PARA ADQUIRIR EL RECURSO
Un comentario en «Carta abierta a creyentes que acostumbran a llegar tarde al culto»
  1. Si señor tiene toda la razón se volvió costumbre y llegan a saludar y a incomodar sin reverencia está muy bien esta exsortacion Dios los bendiga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *