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Por: George Whitefield

Este artículo forma parte de la serie: 365 días con George Whitefield

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 1 Corintios 15:55

Se nos debe salvar del temor a la muerte […]. Hay muchas buenas almas que a veces dudan de la realidad de esta obra en sus almas. Puede que una relajación física, algún tipo de desorden nervioso, como lo llamemos, haga que un hijo de Dios débil dude de lo que ha hecho en él, y eso hiere la mente, puesto que está íntimamente ligada al cuerpo. Y entonces un creyente cae en el desánimo […]. Sin embargo, sostengo que tenemos el privilegio de vivir por encima del temor a la muerte.

No es-tamos a la altura de nuestra dignidad hasta que aguardamos a diario la venida de nuestro Señor desde el Cielo. Estoy con-vencido de lo siguiente: que el motivo de que no vivamos más por encima del temor a la muerte es que nos mantenemos demasiado cerca de todas estas desagradables cosas terrenales.

Puede que tengas la mejor vista del mundo, pero si te pones las manos delante de los ojos ocultarás la luz del sol de ti […]. ¿Y cómo pueden tener las personas mucho de Dios o del Cielo cuando tienen tanto de la tierra en sus corazones? Tenemos el privilegio de vivir por encima del temor a la muerte, aunque no se nos salve de morir; y estoy convencido de que un creyente no querría salvarse de morir ni a cambio del mundo entero, sino que no morir sería la muerte para él. Sin embargo, un alma tocada por el amor de Dios, en medio de una fiebre ardiente, de un fuego capaz de consumir mil cuerpos […] puede decir: «Mi Dios, tú eres amor; ¡estoy preparado para reunirme contigo en medio de todo!».

*George Whitefield(1714 – 1770)Ministro de la Iglesia de Inglaterra, evangelista en el Gran Despertar, uno de los fundadores del metodismo, nacido en Gloucester, Inglaterra. Lea más de su biografía en este enlace. 

Tomado de «365 días con George Whitefield«, lecturas seleccionadas y editadas por Randall J. Pederson, puedes adquirirlo en este enlace. 


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