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Por: Martyn Lloyd Jones
¿Cuál es el origen del diablo?
La Biblia afirma el hecho del diablo y de su personalidad. ¿De dónde viene? Ahora bien, no se nos dice mucho al respecto en la Biblia, la cual, en general, se limita a declarar cosas sobre el diablo y sus actividades. El origen del diablo parece asumirse en el Génesis, pero creo que no cabe la menor duda de que en Ezequiel 28:11-19, se nos da un relato sobre el diablo. Ahora, es claro que en todo el capítulo se trata de dos personas. El primero es el rey de Tiro, pero algunas de las descripciones en los versículos 11-19, obviamente, no son descriptivas de cualquier ser humano; ellas se elevan por encima de eso a otro.
Esto es típico de la Escritura. Lo vemos en las profecías relativas a la venida del Señor Jesucristo. La profecía se presenta, a menudo, en ese tipo de forma dual. Se refiere en parte a algún rey o a algún príncipe, pero además, hay más allá, otra sugerencia sobre el Mesías. Hay muchos ejemplos de eso en las profecías de Isaías y en otras profecías —una referencia inmediata, pero luego en ella y por encima de ella, una referencia remota—. Y aquí en Ezequiel, me parece, tenemos lo mismo. Estos versículos, entonces, se refieren claramente a Satanás y su origen, y hay ciertas cosas en ellos que debemos enfatizar.
Lo primero que se nos dice acerca de Satanás es que fue creado: “Los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación… Perfecto eras en tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que
se halló en ti maldad” (Ez. 28:13, 15). El diablo no ha existido desde toda la eternidad; no es un ser eterno; es un ser creado. Hubo un momento en la historia de la Iglesia cuando esto necesitaba ser enfatizado muy poderosamente porque había aquellos que enseñaban que el mal era eterno, que Satanás era eterno y que había dos dioses, el dios bueno y el dios malo. Pero esa es una idea no bíblica. El diablo no es eterno —él fue creado por Dios—. No sólo eso, sino que también se nos dice que tenía gran poder y habilidad. Eso se nos dice en el versículo 12: “Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura”. Ese era el diablo tal como fue hecho por Dios. Él parecía resumir la perfección.
Observa que también se le describe como el “querubín grande, protector” (v. 14). Ahora, ésta es una declaración muy significativa: El “querubín grande, protector”… Los querubines son, sin duda, la forma más elevada de seres [creados], y su función especial es adorar a Dios y presentarle la adoración del universo entero. Eso se ve en las cuatro bestias de Apocalipsis 4. Son las representaciones del hombre adorando a Dios y, por lo tanto, de todo el universo adorando a Dios —los “seres vivientes”—.
Ahora bien, aquí parece que tenemos una indicación de que el diablo fue creado originalmente por Dios como el querubín ungido, el principal de todos los querubines. La sugerencia es (y es sólo una sugerencia) que cuando Dios creó a este ser, quiso que, por así decirlo, él representara a todo el universo en su alabanza, adoración y culto. Era el querubín ungido, el querubín “protector”. ¿No nos recuerda el Arca de la Alianza, protegida por las alas de los querubines, la idea de adoración y culto? Hay mucho en las Escrituras que nos lleva a la conclusión de que el diablo era el más brillante de todos los seres angélicos, dada esta posición de superioridad en la cual era la cabeza de todo el universo creado al representar la adoración y el culto a Dios…
Y luego, se nos dice aquí en el versículo 15, que el diablo era perfecto en todos sus caminos, pero que, ay, él no guardó ese primer estado: “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad”. Luego, en el versículo 17, leemos: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor”. Este ser brillante, angelical y glorioso era perfecto en belleza, pero se enalteció y se consumió de orgullo. En vez de dirigir el culto y la adoración a Dios, deseó ser adorado él mismo y ser igual a Dios, y así, se levantó contra Dios, pecó contra Dios, y fue abatido y expulsado por Dios. Ésta parece ser la enseñanza de Ezequiel 28 y, en Isaías 14, se encuentra algo similar. Los versículos 12-15 de Isaías, dicen: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! ¡Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones! Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Más tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo”. Eso, sin duda, es una referencia a la misma cosa.
Ahora, observa, la Biblia no nos dice cómo todo esto llegó a ser posible. No nos explica cómo todos estos pensamientos entraron en el corazón de Satanás, el diablo. Sencillamente, nos dice que lo hicieron. La Biblia no nos da ninguna explicación sobre el origen último del mal. Y yo les sugiero, por lo tanto, que si pierden un segundo de su tiempo tratando de especular sobre eso, son culpables de falta de fe porque fe significa contentarse con la revelación dada. Esto está más allá de nosotros. No podemos comprenderlo. Los teólogos han especulado y han dicho que como el diablo era perfecto, debía ser perfectamente libre y la libertad perfecta contiene, en sí misma, la posibilidad de elegir en contra de Dios. De acuerdo. Aun así, no me parece que explique el origen último del mal. Todo lo que sabemos es que el diablo fue creado, como hemos visto; y luego de que el mal entró en su corazón y que se rebeló contra Dios, fue echado fuera.