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Por: J.C. Ryle
Este artículo forma parte de la serie: 365 días con J.C. Ryle
Lucas 1:13-17
LECTURA ADICIONAL RECOMENDADA: Salmo 40:1-10
El que la respuesta a las oraciones se retrase no necesariamente indica que estas sean rechazadas. Zacarías, sin duda, habría orado a menudo pidiendo la bendición de tener hijos y, al parecer, había orado en vano. En esta avanzada etapa de su vida, probablemente habría cesado de mencionar esta cuestión delante de Dios y habría abandonado toda esperanza de ser padre. Pero las primeras palabras del ángel muestran claramente que las oraciones pasadas de Zacarías no habían sido olvidadas (v. 13).
Haremos bien en recordar este hecho cuando nos arrodillemos a orar. Debemos evitar concluir precipitadamente que nuestras súplicas son inútiles, y especialmente cuando se trata de la oración intercesora a favor de otros. No nos corresponde prescribir el tiempo o la forma en que han de ser respondidas nuestras peticiones.
El versículo 14 nos enseña que ningún hijo produce tanto gozo como los que reciben la gracia de Dios. Es mil veces mejor para ellos que la belleza, las riquezas, los honores, el rango o los contactos importantes. Sin gracia, no sabemos lo que pueden llegar a hacer. Es posible que hagan descender nuestras canas con pesar a la tumba.
Los hijos nunca son demasiado jóvenes para recibir la gracia de Dios (v. 15). No hay mayor error que pensar que los niños, por razón de su tierna edad, son incapaces de experimentar la operación del Espíritu Santo. Tengamos cuidado de no limitar el poder y la compasión de Dios. Con él nada es imposible.
La medida de la grandeza que predomina entre los hombres es tremendamente falsa y engañosa. Los príncipes y potentados, los conquistadores y los que dirigen ejércitos, los gobernantes y filósofos, artistas y autores, son la clase de hombres a quienes el mundo considera «grandes». Esa grandeza no es la que reconocen los ángeles de Dios. Ellos consideran grandes a aquellos que hacen grandes cosas para Dios. A los que hacen poco para Dios, los tienen en poco.
MEDITACIÓN: ¿Estamos buscando la alabanza y aprecio de Dios o la de los hombres? (Jn 5:44; Ro 2:29; 1 Co 4:2-5).
Tomado de «365 días con J.C. Ryle«, lecturas seleccionadas y editadas por Robert Sheehan. John Charles Ryle fue un obispo evangélico anglicano inglés. Fue el primer obispo anglicano de Liverpool y uno de los líderes evangélicos más importantes de su tiempo.