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Por: Charles Spurgeon
Éxodo 14:12 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis
Hay más sabiduría en un cuarto de hora de oración que en un cuarto de año consultando con los amigos. A menudo, cuando buscamos el consejo del Dios viviente, se comporta como un amigo. Cuando le dejamos a Él las cosas, siempre actuamos con sabiduría.
Él pudo hacer que la cosa más torcida que sucedió jamás se volviese en la cosa más recta que nunca sucedió para nuestro bien. Sé que en ocasiones he estado dando vueltas en mi cabeza a alguna dificultad que encuentro en el servicio a mi Maestro. En alguna de esas ocasiones he pedido opiniones a montones de personas como si fuera estúpido, y he acabado volviendo a casa con el dolor de una mayor incertidumbre acerca de lo que hacer. Nunca he descubierto cómo deshacer un nudo apretado utilizando mi propio ingenio.
Pero siempre encuentro que, cuando finalmente doblo mis rodillas y digo: “Padre del cielo, esto es asunto tuyo más que mío. No está a mi alcance. Lo dejo en tus manos para que me guíes” y después aparto la preocupación proponiéndome no volverla a tomar, todo ha ido bien. Si hubiera maniobrado para manejarla por mí mismo, habría ido mal.
Con frecuencia nos ocupamos en causarnos problemas cuando estamos ansiosos por hacer lo correcto, y, al final, nos equivocamos, como si existiese en todo ello una fatalidad. “Estad firmes y ved la salvación que Jehová hará”. Es una lección difícil de aprender. Especialmente para los espíritus impetuosos como algunos de nosotros. Pero cuando la aprendemos, si continuamos practicándola, encontraremos el camino de la sabiduría.