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Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«
Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara, y sin ley; pero cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y le buscaron, él fue hallado de ellos. 2 CRÓNICAS 15:3-4
La gracia es lo que fluye de la bondad de Dios, lo que le place y lo que es Él. Si estuvieras delante de Dios, hallarías que así es Dios.
La gracia es lo que hace que el que injustamente estaba en desfavor, entrara en favor. Gracia y favor, dicho sea de paso, son palabras que aparecen en la Biblia casi de manera indistinta.
La gracia es la bondad de Dios que confronta al demérito humano. Cuando la justicia confronta un problema moral, pronuncia sentencia de muerte; pero la bondad de Dios anhela dar bendición y esa gracia Él la da incluso a quienes no la merecemos, por demérito específico.
Hay una diferencia entre la falta de mérito y el demérito. La falta de mérito es simplemente algo negativo, un vacío. Pero el demérito es algo que está allí y que significa no solo que falta el mérito sino que lo que hay es todo lo contrario. Hemos ido más allá de la falta de mérito al punto en el que debemos más de lo que podríamos pagar jamás. Empezamos endeudados, y empeoramos y, por mucho que lo intentemos, nada podemos hacer por cancelar las deudas.
La gracia de Dios sobrepasa todo eso y nos ubica en su favor.
Quiero recordar tu grande amor, ¡oh Dios!
Hacia mí, un perdido y pobre pecador,
Quiero recordar las penas de Jesús
En Getsemaní y el madero de la cruz.
Gloria a nuestro Dios,
Y gloria a nuestro Salvador.
Gloria a nuestro Dios,
Y gloria a nuestro Salvador.
JULIA H. JOHNSTON (1849-1919)
Querido Señor Jesucristo, lo que hiciste en el Calvario es más de lo que puedo entender y aunque lo contemple no llego a comprenderlo; lo que hiciste allí, trajo a mi vida la maravillosa gracia de Dios. Amén y amén.