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Por: Teología Sana
Contenido del artículo
Introducción
Comenzar un nuevo año nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades y a establecer metas que glorifiquen a Dios. Como cristianos, nuestro crecimiento espiritual debe ser una de las metas más importantes. El apóstol Pablo nos anima diciendo: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Cultivar una relación más profunda con Dios requiere intencionalidad. En este artículo exploraremos cinco maneras prácticas y bíblicas de invertir en tu crecimiento espiritual este año.
1. Prioriza la lectura y meditación de la Palabra de Dios
La Palabra de Dios es el alimento espiritual que nutre nuestra fe. Dedica tiempo diario a leer y meditar en las Escrituras. David dijo: “Tu palabra es lámpara a mis pies y luz para mi camino” (Salmos 119:105). Haz un plan de lectura bíblica, subraya pasajes importantes y reflexiona sobre cómo aplicarlos en tu vida. La meditación en la Palabra te ayudará a conocer más profundamente a Dios y Su voluntad para tu vida.
2. Fomenta una vida de oración constante
La oración es el medio por el cual cultivamos nuestra comunión con Dios. Jesús mismo nos enseñó a orar con fe y perseverancia (Mateo 6:9-13). Haz de la oración una prioridad diaria, no como un simple acto ritual, sino como un tiempo de conversación genuina con tu Padre celestial. La Biblia promete: “Clama a mí, y yo te responderé” (Jeremías 33:3). Lleva a Dios tus cargas, agradecimientos y alabanzas en todo momento.
3. Busca comunidad en la iglesia local
El crecimiento espiritual ocurre en el contexto de la comunidad. Hebreos 10:24-25 nos exhorta: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros”. Participa activamente en tu iglesia local asistiendo a los servicios, estudios bíblicos y grupos pequeños. Al compartir con otros creyentes, encontrarás apoyo, ánimo y la oportunidad de servir.
4. Practica el ayuno y la entrega personal
El ayuno nos ayuda a enfocar nuestro corazón en Dios, dejando de lado distracciones mundanas. Jesús dijo: “Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro” (Mateo 6:17). Dedica tiempo al ayuno este año, buscando guía, claridad y fortalecimiento espiritual. Además, entrega áreas específicas de tu vida a Dios, permitiéndole transformarte de acuerdo a Su propósito.
5. Invierte en discipular a otros y compartir el Evangelio
El crecimiento espiritual también implica hacer discípulos. Jesús nos dejó el mandato: “Id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Dedica tiempo a compartir tu fe y a discipular a alguien más. Al enseñar a otros, tú también crecerás en el conocimiento y en la práctica de tu fe. No olvides que Dios te ha dado dones para edificar Su reino.
Conclusión
El crecimiento espiritual no ocurre por accidente, sino a través de una búsqueda intencional de Dios. Este año, comprométete a invertir en tu relación con Él a través de la Palabra, la oración, la comunidad, el ayuno y el discipulado. Dios promete bendecir y fortalecer a quienes le buscan de todo corazón: “Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Que este sea un año de profundización en tu fe y de una vida transformada por el poder del Espíritu Santo.
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