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Por: John Owen
Este artículo forma parte de la serie: Victoria sobre el pecado
El primer principio para la mortificación: Debe ser continua
Habiendo puesto este fundamento, una breve confirmación de las conclusiones principales antes mencionadas, me lleva al tema central, a saber:
Principio 1: Los mejores creyentes, a quienes se asegura que están libres del poder condenatorio del pecado, aún deben convertir en su ocupación diaria el mortificar el poder del pecado remanente.
Así dice el apóstol: «Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros» (Col. 3:5). ¿A quiénes habla? A aquellos que han sido «resucitados con Cristo» (v. 1); a aquellos que han «muerto» con Él (v. 3); a aquellos que tienen a Cristo como su vida y se manifestarán «con Él en gloria» (v.4).
Colosenses 3.1-4 Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pongan la mira (la mente) en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con El en gloria.
¡Mortifica tu pecado! ¡Hazlo tu dedicación diaria! Mantente en ello mientras vivas y no omitas esta obra ni un día. ¡Mata el pecado o el pecado te matará a ti! El que estés virtualmente muerto junto con Cristo. el que estés resucitado con Él, no te excusa de esta obra (cf. Ro. 6:3-4). Nuestro Salvador nos dice cómo Su Padre trata todo pámpano que en Él lleva fruto, todo pámpano vivo y verdadero: «Lo [limpia], para que lleve más fruto» (Jn. 15:2). Lo limpia, y no solo durante un día o dos, sino todo el tiempo que el pámpano se encuentre en este mundo. Y el apóstol nos dice cuál fue su práctica: «Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre» (1 Co. 9:27).
Es como si hubiera dicho: «Lo hago diariamente; es la ocupación de mi vida. No lo omito; es a lo que me dedico». Y si este era el trabajo y ocupación de Pablo, quien estaba tan incomparablemente exaltado en gracia, revelaciones, disfrutes, privilegios y consuelos por encima de la medida ordinaria de los creyentes, ¿en qué podemos basarnos para eximirnos de ese trabajo y deber mientras estamos en este mundo?
Fragmentos extraídos del libro «Victoria sobre el pecado y la tentación» de John Owen, puede ver más detalles HACIENDO CLIC AQUÍ
*John Owen (1616 – 24 de agosto de 1683) fue un líder de una iglesia congregacional inglesa, teólogo y administrador académico de la Universidad de Oxford. Conocido también como el “Príncipe de los puritanos”.