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Por: Joel Beeke y Paul Smalley.

La Biblia habla de Satanás en términos de potestad y poder. El Nuevo Testamento se refiere a Satanás como un “príncipe” espiritual, que significa gobernante o autoridad. Satanás es “el príncipe de los demonios” (Mt. 9:34), “el príncipe de este mundo” (Jn. 12:31; 14:30; 16:11) y “el príncipe de la potestad del aire” (Ef. 2:2). Es el “rey” sobre el enjambre de las hordas de demonios que atormentan a la humanidad (Ap. 9:11). Es “el dios de este siglo” (2 Co. 4:4).

El príncipe de los demonios se llama “Belcebú” o “Beelzebú”, el nombre de la deidad pagana “Baalzebub, dios de Ecrón” (2 R. 1:2-3). “Baal” significa “señor, amo”, a menudo, el título de un dios falso. El término hebreo zebub significa “moscas”, pero puede que los escritores del Antiguo Testamento cambiaran zebul (“príncipe” o “altivo”) para convertir el nombre de la deidad en un insulto, “señor de las moscas”.

En resumen, el vocabulario bíblico para el diablo, lo retrata como un ser de intenso odio contra Dios y su pueblo, completa corrupción moral y malvada influencia, y gran poder y autoridad sobre los demonios y este mundo de hombres caídos. Sus nombres lo asocian, estrechamente, con los dioses paganos de naciones como Canaán y Grecia.


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