Por: Juan Calvino.
Este artículo forma parte de la serie: 365 días con Juan Calvino.
Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre. Salmo 44:23
LECTURA ADICIONAL RECOMENDADA: Isaías 43:1-7
En este versículo los santos expresan el deseo de que Dios, en su compasión por ellos, acabará por ayudarlos y liberarlos. Aunque Dios permite que sus santos le imploren con esta torpeza -pidiéndole que se levante o despierte- deben tener la convicción plena de que él vela constantemente por su seguridad y su defensa.
Debemos evitar incurrir en la idea de Epicuro, cuyo Dios, que vivía en los cielos, se deleitaba únicamente en la ociosidad y el placer. Sin embargo, debido a que la insensibilidad de nuestra naturaleza es tan grande que no comprendemos plenamente el cuidado que Dios nos muestra, los piadosos piden aquí a Dios que se complazca en darles alguna prueba de que no es olvidadizo ni les escatima ayuda.
De igual manera, debemos creer firmemente que Dios nunca deja de tomarnos en consideración, aun cuando parezca que lo esté haciendo. No obstante, tal certidumbre procede de la fe y no de la carne, esto es, no es consustancial a nosotros. Así, los fieles manifiestan a menudo ante Dios estos sentimientos encontrados que brotan de su visión del estado de cosas presente. Al hacer tal cosa, se quitan de encima el peso de esos sentimientos negativos propios de nuestra naturaleza corrupta y, a su vez, esto posibilita que su fe brille en su manifestación más pura y genuina.
Cabría objetar que, aun cuando no hay nada más santo que la oración, esta puede verse contaminada si se entremezcla algún tipo de conjetura carnal. Reconozco que eso es cierto, pero al utilizar la libertad que el Señor nos concede pensemos que, en la bondad y la misericordia con que nos sostiene, limpia nuestras oraciones de esta culpa para que no resulten contaminadas por ella.
MEDITACIÓN: Tal como nuestros párpados protegen nuestros ojos a cada momento del día, así también Dios vela por nosotros en cada instante. Piensa en algunas de las formas en que Dios te protege sin que seas consciente de ello.
Tomado de «365 días con Juan Calvino«, lecturas seleccionadas y editadas por Joel Beeke, puedes adquirirlo en este enlace.
*Juan Calvino (1509-1564) fue un reformador francés, pastor y teólogo, considerado entre los más grandes reformadores protestantes, lea más de su biografía en este enlace.