Por: Andrew Murray
Este artículo forma parte de la serie: «120 meditaciones de Andrew Murray«
«El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.» Números 6:25-26 RVR
Cada mañana el sol se levanta y caminamos a su luz y desempeñamos nuestras actividades diarias con complacencia. Ya sea que pensemos en él o no, la luz del sol brilla sobre nosotros todo el día. Y cada mañana la luz de Dios brilla sobre sus hijos. Pero a fin de disfrutar la luz del rostro de Dios, el alma debe volverse a él y confiar que hará brillar su rostro sobre ella.
Comience cada día con las palabras del salmista: «Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro… haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo» (Salmo 4: 6; 31: 16 RVR). Crea que su Padre anhela ardientemente que usted viva bajo su luz y se regocije en ella todo el día. Tan necesaria como es la luz del sol todo el tiempo, así es de indispensable la luz celestial. Aún cuando haya nubes, el sol sigue ahí. Y en medio de las dificultades la luz de Dios reposa sobre usted continuamente. Asegúrese de que la luz del sol brille sobre usted en la mañana y puede contar con ella durante todo el día.
Reflexión: Empiece su día en oración invitando a Dios que haga brillar su luz sobre usted durante todas las actividades diarias. Y cuando surjan las dificultades, recuerde que Dios todavía lo acompaña y regocíjese en sus bendiciones.