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Por: Juan Calvino.

Este artículo forma parte de la serie: 365 días con Juan Calvino.

Se enardeció mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego, y así proferí con mi lengua. Salmo 39:3

LECTURA ADICIONAL RECOMENDADA: Mateo 26:69-75

El salmista utiliza ahora un símil para expresar su gran malestar. Nos dice que este dolor, cuando se intenta aplacar por medios propios, se enardece en la misma medida en que se intensifica la pasión de su alma. Esto nos enseña que, cuanto más procura una persona obedecer a Dios y utilizar todos los medios a su alcance para ejercer la paciencia, más virulentos son los ataques de la tentación. Porque Satanás, si bien es menos insidioso con los indiferentes y negligentes, a los que apenas presta atención, desata toda su fuerza contra el creyente. Si en algún momento, pues, sentimos unas emociones ardientes que pugnan dentro de nosotros, debemos recordar el conflicto que sufrió David de tal manera que no decaiga nuestro valor o al menos que nuestra debilidad no nos conduzca a la desesperación.

Debemos saber que, cuando quiera que la carne se remueve en nuestro interior y aviva un fuego en nuestros corazones, estamos sufriendo la misma tentación que tanto afligió e importunó a David. Al final de ese versículo, el salmista reconoce que la intensidad de su aflicción acabó por abrumarlo y que se le escaparon palabras necias e irreflexivas.

Al decir tal cosa, David nos presenta personalmente un espejo de la debilidad humana, de tal forma que el peligro al que estemos expuestos nos ponga sobre aviso, de manera que busquemos la protección bajo las alas de Dios. Así proferí con mi lengua no es una simple forma superflua de expresarse, sino una confesión plena y veraz del pecado en virtud de la cual David reconoce que no solo se entregó a la murmuración pecaminosa, sino que llegó a proferir quejas en voz alta.

MEDITACIÓN: ¿Cómo te enfrentas a las grandes aflicciones? ¿De qué manera podría la meditación acerca de los sufrimientos de Cristo y la providencia paternal y soberana de Dios ayudarnos a soportar mejor la adversidad?

Tomado de «365 días con Juan Calvino«, lecturas seleccionadas y editadas por Joel Beeke, puedes adquirirlo en este enlace. 

*Juan Calvino (1509-1564) fue un reformador francés, pastor y teólogo, considerado entre los más grandes reformadores protestantes, lea más de su biografía en este enlace.


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