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Por: Teología Sana
Vivimos en una cultura que valora el control personal, la planificación detallada y la autosuficiencia. Sin embargo, como cristianos, sabemos que nuestra vida no depende de nuestra capacidad de manejar las cosas, sino de Aquel que tiene el control absoluto de todo. La Biblia nos enseña que Dios es soberano y que nuestras vidas están en sus manos. Este artículo nos invita a reflexionar sobre la paz, confianza y esperanza que esto debería darnos.
Desarrollo
1. La soberanía de Dios sobre nuestra vida
La Biblia afirma repetidamente que Dios es el creador y sustentador de la vida. En el Salmo 139:16, David declara: «Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.» Este pasaje nos recuerda que nuestra existencia no es el resultado del azar, sino del plan perfecto de Dios.
Además, Proverbios 19:21 nos asegura: «Muchos son los planes en el corazón del hombre, pero el propósito del Señor es el que prevalece.» Este verso nos muestra que, aunque podemos planificar, nuestras vidas están guiadas por el diseño soberano de Dios.
2. Liberarse del afán y la ansiedad
Cuando tratamos de controlar todo en nuestra vida, fácilmente caemos en la ansiedad, la desilusión y el estrés. Jesús nos invita a descansar en su provisión y cuidado. En Mateo 6:25-27, Él dice: «Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?»
Al reconocer que nuestras vidas están en manos de Dios, podemos liberar nuestras preocupaciones y confiar en que Él proveerá lo que necesitamos. Filipenses 4:6-7 nos anima: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.»
3. Vivir en confianza y obediencia
Saber que Dios tiene el control de nuestra vida no significa que vivamos de manera pasiva. Al contrario, debemos responder con obediencia a su dirección y confiar en sus promesas. Proverbios 3:5-6 nos instruye: «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.»
Aunque no siempre entendemos los planes de Dios, podemos confiar en que Él trabaja para nuestro bien. Romanos 8:28 asegura: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»
Conclusión
Entender que nuestras vidas están en manos de Dios no es una excusa para la inacción, sino una invitación a confiar en su soberanía y bondad. Cuando dejamos de depender de nuestras fuerzas y entregamos el control a Dios, experimentamos una paz que solo Él puede dar.
Así que, cuando enfrentes desafíos, incertidumbres o el deseo de controlar todo a tu alrededor, recuerda las palabras de Jesús: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí» (Juan 14:1). Tu vida está en las mejores manos posibles: las manos del Dios todopoderoso que te ama y tiene un propósito eterno para ti.
Confía en Él, camina con fe y vive con la seguridad de que, en sus manos, siempre estarás seguro.
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