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Por: Jonathan Edwards

Este artículo forma parte de la serie: «365 días con Jonathan Edwards«

«Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, ya hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes toda la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?, (Daniel 4:35).

Dios puede hacer lo que le plazca. El poder infinito de Dios implica dos cosas. En primer lugar, puede hacer todo lo que no entre en contradicción consigo mismo o con su santa naturaleza. En segundo lugar, puede hacer lo que le plazca sin dificultad o esfuerzo; porque, si hubiera alguna cosa que le costara un esfuerzo, implicaría una falta de fuerza y que, de tener una fuerza mayor, le costaría un menor esfuerzo. Sin embargo, el hecho de que Dios puede hacer lo que le plazca queda de manifiesto por estos dos argumentos.

En primer lugar, es un ser independiente, dado que al ser el primer ser y tener una naturaleza eterna, ha de ser un ser independiente; esto es, no puede depender de ningún otro ser para nada. No depende, pues, de ningún otro ser para que lo ayude y, si ningún otro ser puede ayudarlo, tampoco puede ningún otro ser impedir que haga cualquier cosa. Porque, si pudieran impedirlo, entonces dependería tanto de ellos que nada podría hacer si lo obstaculizasen. Y, si ningún otro ser puede obstaculizarlo, nada se le puede resistir; y, si nada se le puede resistir, se deduce que puede hacer lo que desee, que puede hacer cualquier cosa.

En segundo lugar, queda de manifiesto que puede hacer lo que le plazca entre todas las criaturas porqué él les ha dado su ser y todas sus facultades y, por tanto, deben depender de él, dado que deben estar en su mano. Aquello que Dios ha creado, a lo que ha dado ser y sustenta, debe estar necesaria y forzosamente en sus manos, para que pueda devolverlo a la nada o disponer de ello como le plazca, lo que puede hacer con absoluta facilidad y en cualquier momento.

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(«Dios es bondadoso con los ingratos y los malvados», pp. 84-85). Citado en «365 días con Jonathan Edwards«, lecturas seleccionadas y editadas por Dustin W. Benge, puedes adquirirlo en este enlace. 

*Jonathan Edwards (1703 – 1758). Predicador norteamericano congregacionalista, usado por el Señor en el Gran Despertar ; nacido en East Windsor, Condado de Connecticut, puedes leer más de su biografía en este enlace.


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