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Por: A. W. Pink

«Yo soy Jehová tu sanador» (Éxodo 15:26) es un título divino tan cierto como lo es «Jehová, justicia nuestra» (Jeremías 23:6), sin embargo, cuán pocos del pueblo de Dios son los que toman en cuenta al Señor como tal; más bien actúan como los mundanos en medio de la crisis, y colocan su confianza en los médicos. ¿Es posible que uno que por largo tiempo andando en sus caminos haya perdido lo mejor de Dios y haya traído adversidad sobre él y su familia, sea completamente restaurado y recupere el favor de Dios? Quién podría dudar a la luz de esta preciosa promesa, «Y os restituiré los años que comió la oruga» (Joel 2:25). ¿No es acaso Éste «El Dios de toda gracia» ) 1 Pedro 5:10? ¿entonces cómo podemos ponerle alguna limitación? Sin embargo, no debe ser pasado por alto que la gracia siempre funciona «por la justicia» ( Romanos 5:21) y nunca a expensas de ella. Y también, mantengamos en mente que las promesas divinas son dirigidas a la fe, y cada creyente debe apropiarse personalmente de ellas con confianza si queremos disfrutar de sus beneficios. «Al que cree todo le es posible» (Marcos 9:23).

Querido lector, dirige tu mirada al profeta Joel y medita en todo el capítulo 1 y los primeros once versos del capítulo 2 (Joel 1; 2:1–11). Israel había pecado grave y constantemente, y el Señor los había herido severamente. Pero en Joel 2:12–13, leemos «Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo». Entonces, debido a que en este caso toda la nación estaba involucrada, el Señor les dio órdenes de «proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas. Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas» (Joel 2:15–21).

Luego siguen estas benditas palabras, «Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios (…) Y os restituiré los años que comió la oruga». Tras el cumplimiento de las demandas de Dios antes mencionadas, esa promesa fue recibida por fe, luego se tomó posesión de ella y después gozaron de ella en esperanza. Querido lector, piensa ¿la promesa fue registrada sólo para el beneficio de aquellos que vivieron miles de años atrás?

Indudablemente, tenemos buenas razones para decir lo mismo que el apóstol dijo: «no solamente con respecto a él se escribió (…) sino también con respecto a nosotros» (Romanos 4:23–24). Así es, sin embargo, no nos vale de nada a menos que nos aferremos con fe y la hagamos nuestra. Una vez más decimos «Conforme a vuestra fe os sea hecho», recordándole al lector calvinista que esas palabras no son de Jacobo Arminio, sino del Hijo de Dios. Si hay un momento donde más tenemos necesidad de clamar «Señor, aumenta mi fe» es cuando estamos pidiendo al Señor (Lucas 17:5), y más aún cuando buscamos a Dios para que nos restaure y nos devuelva lo mejor de Él, confiando en que Él cumplirá la promesa de Joel 2:25.

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*A.W. PinkFue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritanas


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