Por: Agustín de Hipona
Oh, Señor, sé y confieso que no merezco tu amor, mientras que tú sí mereces el mío. No merezco ser tu servidor, mientras que tú mereces ser servido por tus criaturas. Concédeme, Señor, que yo sea digno de ti, así como he sido indigno hasta este día. Haz, según tu santa voluntad, que deje de ofenderte con mis pecados, para que pueda servirte según es mi deber.
Concédeme conservar, regular y terminar mi vida, de modo que pueda dormir en paz y descansar. Haz que mi muerte no sea más que un reposado sueño, un descanso con seguridad y una seguridad en la eternidad. Así sea.
*Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona, conocido también como San Agustín, fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano. Después de su conversión, fue obispo de Hipona, al norte de África, desde donde dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo.