ÚNETE A NUESTRO GRUPO DE WhatsApp o Telegram. Y recibe materiales todos los días.
Por: A. W. Pink
«Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2 Crónicas 7:14). Este texto nos muestra que, primero, Dios envía juicio temporales sobre Su pueblo a causa de sus pecados. Segundo, expresa lo que deben hacer cuando Su castigo cae sobre ellos. Tercero, contiene una promesa preciosa que debe ser tomada por fe. Notemos cuidadosamente lo que se demanda de nosotros.
Primero, «Si se humillare mi pueblo», lo cual es parecido a «examinásemos a nosotros mismos» en 1 Corintios 11:31 , pero aquí es cuando el castigo ya está sobre ellos. Levítico 26:41 , arroja luz al tema: si reconocieran «su pecado,» que es lo opuesto a preguntar ¿Qué he hecho para ocasionar esto? Esta frase de Esdras lo ilustra muy bien: «Después de todo lo que ha venido sobre nosotros a causa de nuestras obras perversas y nuestra transgresión, viendo que «tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades» (Esdras 9:13). David se humilló a sí mismo cuando reconoció, «Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste» (Salmos 119:75) . Se puso de parte de Dios contra sí mismo, y aceptó su injusticia.
En vano piensa seguir adelante, quien no se haya humillado a sí mismo, porque el orgullo y la indiferencia impiden cualquier acercamiento al Santo; pues el primer paso es el humillarse, y segundo la oración. Sólo cuando tomamos humildemente nuestro lugar en tierra es cuando podemos hacerlo. Y, ¿qué pedirá tal persona? Por supuesto, un sentido más profundo por la santidad de Dios y su propia vileza, así como un corazón contrito y quebrantado. Su humillación deberá ir acompañada de confesión, y luego, ir seguida por un clamor pidiendo en fe la misericordia de Dios y tener así la esperanza de una restauración. Tercero, «buscaren mi rostro», lo cual va más allá de «y oraren»: denotando diligencia y fervor. No podemos imponernos sobre Dios con un simple servicio de meras palabras, esto requiere el corazón. Tiene que haber un encuentro cara a cara con Aquel a quien hemos desagradado: Él no pasará por alto nuestros pecados; tampoco nosotros debemos hacerlo. El pasaje de Oseas 14:2–3 debe ser aprovechado, porque el Señor ha dado a conocer las mismas palabras que podríamos usar adecuadamente en tales ocasiones. Cuarto, «y se convirtieren de sus malos caminos» (los cuales han traído juicio sobre ellos) tiene la misma fuerza que «apartarse» del pecado en Proverbios 28:13.
«Entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra». Ésta es la promesa, pero nota bien la palabra inicial «entonces»: es decir, sólo cuando hayamos cumplido por completo sus condiciones. No tenemos ninguna garantía de su cumplimiento sino hasta que sus términos hayan sido observados por nosotros. Notemos también su bendito alcance: se obtiene la atención de Dios, se asegura Su perdón, y Su sanidad está disponible por fe.
Clama: Señor por Tu gracia me he humillado, he buscado Tu rostro, y he renunciado a mis malos caminos; ahora haz como dijiste «sana mi tierra», ya sea mi cuerpo, mi primer amor o mi situación. Quita Tu castigo, y deja que Tu sonrisa providencial venga sobre mí nuevamente. La frase «conforme a vuestra fe os sea hecho» (Mateo 9:29) es muy pertinente en este punto. Dios está comprometido en honrar la fe, y nunca le falla a los que en Él confían plenamente, tal como este escritor puede humildemente testificar. Cuántos cristianos viven por debajo de sus privilegios.
Visita nuestra tienda y accede a nuestros recursos HACIENDO CLIC AQUÍ
*A.W. Pink. Fue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritanas