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Después del divorcio de sus padres, Josh Clendenen cayó en la adicción al alcohol, convirtiéndose en un mecanismo de escape para su depresión desde los 15 años.
En su relato, menciona cómo el alcohol le ayudaba a adormecer sus sentimientos, permitiéndole alejarse de su tristeza, aunque esto no resolvía su malestar emocional. La situación se complicó aún más cuando tuvo que cambiar de escuela tras el nuevo matrimonio de su padre, lo que intensificó su sensación de soledad y rechazo.
Josh se sintió perdido en un entorno inestable, cuestionando la presencia de Dios en su vida y planteándose por qué le sucedían esas dificultades. Reconoció que, en ese tiempo, no pensaba en Dios y que su fe no parecía tener un impacto en su realidad.
“Para ser honesto, ni siquiera pensé en Dios en ese momento. No hizo ninguna diferencia en mi vida”, expresó.
A los 23 años, Josh se unió a la Fuerza Aérea y se casó, aunque su matrimonio no era saludable y se complicó tras el nacimiento de su hija. A medida que su alcoholismo aumentaba y sus largas ausencias por trabajo se intensificaban, su relación se deterioró y eventualmente terminó, dejándolo con un profundo dolor por la pérdida de su hija, lo que lo llevó a buscar consuelo en el alcohol.
En 2009, Josh comenzó a salir con Yvonne, y aunque al principio su vida parecía una celebración, todo cambió con el nacimiento de su primer hijo.
La determinación de Yvonne de encontrar una vida mejor para su familia la llevó a buscar a Jesús, lo que impulsó a Josh a asistir a la iglesia por ella, aunque con escepticismo. Allí, Yvonne experimentó la gracia de Dios y entregó su vida a Jesús, lo que transformó su percepción de sí misma y su relación con la fe.
“Quería una vida mejor para nuestro hijo y estaba decidida a buscar a Jesús para eso”, dijo Yvonne.
Josh continuaba aumentando su consumo de alcohol, lo que preocupaba a su esposa Yvonne, quien llegó a temer por su vida. A pesar de ser consciente de su adicción, Josh se sentía atrapado y consumía grandes cantidades de vodka y cerveza.
Ante esta situación, Yvonne comenzó a orar por él, pidiendo a Dios que interviniera de la manera que fuera necesaria. Su oración fue escuchada, y el 5 de enero de 2014, Josh experimentó un profundo impacto espiritual en la iglesia a través de la Palabra de Dios.
“El pastor estaba predicando sobre hebreos y dijo: ‘Es hora de dejar la botella, crecer y ser un hombre’. Y me golpeó como una flecha justo en el corazón”, contó Josh.
“Sabía que había tocado su corazón. Y oré: ‘Gracias Señor’”, dijo Yvonne.
En ese momento trascendental, Josh decidió hacer una oración a Dios, pidiéndole ayuda para dejar de beber. Estableció condiciones claras, solicitando que no hubiera alcohol en su casa y que no enfrentara resacas ni antojos. Al llegar a casa, se sorprendió al descubrir que no había ninguna bebida alcohólica allí, y además, las leyes del domingo le impedían comprar alcohol, lo que parecía una respuesta a su oración.
“Dije: Dios, si realmente hiciste esto por mí, entonces viviré mi vida por ti y haré todo lo que me pidas. Y a partir de ese día, no quise volver a beber nunca más”, testificó.
Su mensaje final es que con su testimonio espera que otros que viven su misma situación puedan encontrar esperanza en Cristo.
“No dejes de esperar que Dios haga lo que dijo que haría porque así lo hará, puede que no sea en el momento que quieres, pero no te rindas porque Él está obrando, lo veas o no. Está trabajando”, dijo su esposa.
“Todo lo que tienes que hacer es decir: ‘Dios, ¿puedes ayudarme?’ Nunca lo dejó ni lo abandonó. El Señor está siempre a tu lado. Siempre hay esperanza para ti. Y Él simplemente te está esperando”, concluyó Josh.
Tomado de aquí
Parecido pero no igual Dios me quitó de las manos de mi vómito, es verdad Dios salva y hoy vivo tormentas en mi vida pero sobrio gracias a Dios
Siga corriendo la carrera de la fe hermano. No se rinda Dios le de siempre aliento!