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Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«
Y dijeron los de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿A quién subirá desde nosotros? 1 SAMUEL 6:20
Las puertas de la iglesia están abiertas de par en par para que entre el que lo desee. Creo, con franqueza, que hay quienes piensan que la puerta abierta de la iglesia es una puerta abierta al cielo. Si pasas por esa puerta de la iglesia y vas hacia la derecha, al final del corredor hallarás la puerta al cielo. El arrepentimiento ya no es algo necesario para que formes parte de la congregación y, por cierto, en esta época ya no hace falta que lleves una vida de santidad.
Nuestro problema es que dejamos que nuestras iglesias se mantengan de color gris sucio en vez de querer que sean de blanca santidad. Estamos dispuestos a aceptar un color menos puro, con tal de no ofender a nadie.
Cuando digo esto, siempre hay alguien que viene y me dice: «Ahora, bien, hermano, no seas fanático porque ¿no entiendes que Dios comprende que somos de carne, que no somos más que polvo?»
Será dura mi postura, pero creo que lo que Dios no puede mirar no es algo en lo que debamos involucrarnos. Para unirte a la iglesia, las calificaciones debieran ser las mismas que para entrar al cielo. Recuerda que la Palabra dice: Sin santidad es imposible agradar a Dios.
Este es el día para agradar a Dios.
Señor Jesús, desde tu trono en el cielo mira acá,
Y ayúdame a hacer sacrificio total;
Me abandono del todo, y todo lo que sé;
Hoy lávame y blanco como la nieve seré.
Más blanco que la nieve seré, Hoy lávame y blanco como la nieve seré.
JAMES L. NICHOLSON (1828-1876)
Oh Padre celestial, deseo agradarte en todo lo que haga. Lo que te complazca, Señor, me agradará también. Es mi oración, en el nombre de Jesús, amén.