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Por: R. C. Sproul.
Este artículo forma parte de la serie «Qué buena pregunta«
¿Qué sucede con los animales cuando mueren? Sé que algunas personas se encariñan mucho con ellos.
No puedo responder esa pregunta con seguridad, pero no quiero que usted piense siquiera por un minuto que es una pregunta frívola. La gente se encariña mucho con sus mascotas, particularmente si la mascota ha estado con ellos durante un largo tiempo. En nuestra cultura actual están apareciendo cada vez más cementerios de mascotas, y la gente está incurriendo en grandes gastos y ceremonias, lápidas y todas esas cosas, cuando se desprenden de los cuerpos de sus mascotas.
Dentro de la iglesia cristiana hay diferentes escuelas de pensamiento con respecto a este tema. Algunos creen que los animales simplemente se desintegran; pasan a la nada y son aniquilados, lo cual se basa en la premisa de que los animales no tienen almas que puedan sobrevivir a la muerte. Sin embargo, en ninguna parte de la Escritura se afirma explícitamente que los animales no tengan alma.
La Biblia nos dice que tenemos la imagen de Dios en una forma que los animales no la tienen. Ahora, ¿es la “imagen de Dios” lo que marca la diferencia entre un alma y una no alma? Los que adoptan la visión griega del alma —que es esta sustancia la que continúa indestructiblemente para siempre— querrían restringir aquello a los seres humanos. Pero, nuevamente, en la Escritura no sé de nada que pueda excluir la posibilidad de una existencia continuada en el caso de los animales.
La Biblia nos da alguna razón para esperar que los animales que han muerto sean restaurados. Leemos en la Biblia que la redención es una cuestión cósmica. La creación entera está destinada a ser redimida mediante la obra de Cristo (Rm. 8:21), y vemos las imágenes de cómo será el cielo; pasajes hermosos de la Escritura nos hablan de que el león, el cordero y otros animales estarán en paz unos con otros. Cada vez que se describe el cielo, aunque pueda ser en un lenguaje imaginativo, es un lugar en donde los animales parecen estar presentes. Si estos son animales creados nuevamente para los cielos nuevos y la tierra nueva, o si son las almas redimidas de nuestras mascotas que han perecido, no podemos saberlo con certeza.
Todo esto es pura especulación, pero me gustaría pensar que un día veremos nuevamente a nuestras amadas mascotas participar de los beneficios de la redención que Cristo ha obtenido para la raza humana.
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