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Por: Juan Calvino.

Este artículo forma parte de la serie: 365 días con Juan Calvino.

Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela. Salmo 34:14 LECTURA ADICIONAL RECOMENDADA: Jeremías 29:4-7

Dice el salmista que los hijos de Dios deben abstenerse de todo mal, así como dedicarse a hacer el bien al prójimo. Como suele pasar, quien es generoso con algunos también es mezquino con otros, o al menos ayuda a muchos y agravia a otros defraudándolos o perjudicándolos.

David comienza diciendo acertadamente que quienes deseen vivir vidas apropiadas a los ojos de Dios deben abstenerse de hacer el mal. Por otro lado, muchos piensan que, puesto que no han defraudado, agraviado o perjudicado a nadie, han cumplido con el deber que Dios les ha encomendado. Sin embargo, también se nos encomienda acertadamente hacer el bien al prójimo. La voluntad de Dios no es que sus siervos estén ociosos, sino que se ayuden mutuamente, deseando y buscando, en la medida de lo posible, el bienestar y la prosperidad recíprocos.

A continuación, Dios nos pide que mantengamos la paz: busca la paz, y síguela. Sabemos que la paz se mantiene por medio de la delicadeza y la paciencia. Sin embargo, hemos tenido que enfrentarnos muchas veces a personas de carácter impulsivo, sectario o tozudo, o que están siempre dispuestas a crear enfrentamientos a la menor oportunidad. Algunos malvados nos exasperan y se enemistan con los justos, mientras que otros se esfuerzan en buscar motivos para la disputa. El salmista nos enseña, pues, que no solo debemos buscar la paz, sino que, cuandoquiera que parezca rehuirnos, debemos hacer todos los esfuerzos en nuestra mano para seguirla.

Debemos procurar ser comprensivos y humildes en todas nuestras relaciones personales, y esforzarnos en mantener la paz en la medida en que nos sea posible, aun cuando hacer tal cosa nos cause abundantes problemas y molestias.

MEDITACIÓN: En ocasiones nos sentimos tentados a concentrarnos tan intensamente en nuestras batallas con el pecado y en intentar evitar el mal que descuidamos la otra faceta de nuestro deber cristiano: la vida cristiana también debe ser activa. David nos recuerda eso en este versículo. Pidamos gracia hoy para evitar el mal y hacer también el bien.

Tomado de «365 días con Juan Calvino«, lecturas seleccionadas y editadas por Joel Beeke, puedes adquirirlo en este enlace. 

*Juan Calvino (1509-1564) fue un reformador francés, pastor y teólogo, considerado entre los más grandes reformadores protestantes, lea más de su biografía en este enlace.


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