No olvides compartir ...

ÚNETE A NUESTRO GRUPO DE WhatsApp o Telegram. Y recibe materiales todos los días.

Por: J.C. Ryle

La mano de Dios está por encima de todos sus enemigos. Leemos que los judíos incrédulos “procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora”. Deseaban dañarle, pero no podían hacerlo debido a que algo invisible los frenaba.

Estas palabras son un pozo de verdad que exige gran atención. Nos muestran claramente que nuestro Señor sufrió de forma voluntaria y por su libre albedrío. No fue a la Cruz porque no pudiera evitarlo. No murió porque no pudiera escapar de la muerte. Ni los judíos, ni los gentiles, ni los fariseos, ni los saduceos, ni Anás, ni Caifás, ni Herodes, ni Poncio Pilato habrían podido dañar a nuestro Señor de no ser por la potestad que se les dio para ello desde lo alto. Todo lo que hicieron se hizo bajo control y con autorización. La crucifixión formaba parte del consejo eterno de la Trinidad. La Pasión de nuestro Señor no podía dar comienzo hasta la hora que Dios había señalado. Esto es un gran misterio. Pero es una gran verdad.

Los siervos de Cristo deberían atesorar esta doctrina y recordarla en momentos de necesidad. Está llena de dulce, placentero e inefable consuelo para las personas piadosas. Estas no deben olvidar jamás que viven en un mundo en el que Dios gobierna sobre todas las cosas en todo momento y en el que nada puede suceder sin que Dios lo permita.

Hasta los propios cabellos de sus cabezas están contados. El dolor, la enfermedad, la pobreza y la persecución no pueden tocarles a menos que Dios lo considere oportuno. Pueden decir valerosamente anta cada cruz que se les presente: “No tendrías poder alguno contra mí si no lo hubieras recibido de lo alto”. Deben seguir adelante, pues, con confianza. Son inmortales hasta que su obra haya concluido. Deben sufrir pacientemente si es necesario. Sus tiempos están en manos de Dios (cf. Salmo 31:15). Esa mano guía y gobierna todas las cosas en la Tierra y no comete equivocaciones.

*John Charles Ryle fue un obispo evangélico anglicano inglés. Fue el primer obispo anglicano de Liverpool y uno de los líderes evangélicos más importantes de su tiempo. 


Un comentario en «La mano de Dios está por encima de todos sus enemigos. – J.C. Ryle»
  1. Los judíos perdieron el primer pacto con Dios en Mateo 27;24-25 antes de la crucifixión y Jesús hace el nuevo pacto con los que lo reciben y le obedecen, así somos el Israel Espiritual

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *