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Por: Jeremiah Burroughs*
Este artículo forma parte de la serie: El contentamiento cristiano
El hombre piadoso tiene contentamiento en la forma de misterio porque, así como él ve que todas sus aflicciones vienen del mismo amor que Jesucristo viene, también las ve todas santificadas en Jesucristo, santificadas en el Mediador. Digo que él ve todo el aguijón, la ponzoña y el veneno de ellas como eliminados en virtud de Jesucristo, el Mediador entre Dios y el hombre. Por ejemplo, cuando un cristiano quiere tener contentamiento, empieza a operar de la siguiente manera:
<<¿Cuál es mi aflicción? ¿Es la pobreza con la que Dios me golpea? Bueno, Jesucristo no tuvo una casa donde resguardar Su cabeza. Las aves del aire tenían nidos y las zorras tenían sus madrigueras, pero el Hijo del hombre no tenía una cueva para resguardar su cabeza (cf. Mt. 8:20). Entonces, mi pobreza es santificada por la pobreza de Cristo. Puedo ver por fe la maldición, el aguijón y el veneno de mi pobreza eliminados por la pobreza de Jesucristo. Cristo Jesús fue pobre en este mundo para librarme de la maldición de mi pobreza, de modo que no fuera para mí maldita. Por lo tanto, mi pobreza no es aflictiva, si puedo estar contento en tal condición. Esa es la forma, no levantarse y quejarse porque no tengo lo que otros tienen, sino que soy pobre y Cristo era pobre para que Él pudiera bendecir mi pobreza».
Y por otro lado:
«¿Soy vilipendiado o deshonrado? ¿Me arrebataron mi buen nombre? Bueno, Jesucristo tuvo deshonra sobre Él. Él fue llamado Beelzebú y samaritano, y dijeron que tenía un demonio en Él (cf. Mt. 12:24; Jn. 8:48). Todas las calumnias repugnantes que pudieron haber existido, fueron arrojadas sobre Jesucristo, y esto fue para mí para que pudiera tener santificado ese oprobio que se arroja sobre mi.
Mientras el corazón de otro hombre está abrumado por la deshonra y la infamia, y busca obtener contentamiento de esta manera: tal vez te han hablado mal y no tienes otra forma de tranquilizarte y justificarte a ti mismo más que, si te maldicen, tú les maldices en respuesta, y entonces crees conseguir alivio. ¡Oh, pero un cristiano tiene otra manera de tranquilizarse! Otros me maldicen y hablan mal de mí, pero ¿acaso no maldijeron a Jesucristo y hablaron mal de Él? ¿Y qué soy yo en comparación con Cristo? Y la sujeción de Cristo a tal maldad, fue para mí para que, aunque tal cosa viniese sobre mí, pudiera saber que la maldición de esto me es quitada a través de la sujeción de Cristo a ese mal».
Por lo tanto, el cristiano puede estar contento cuando alguien habla mal de él. Ahora bien, esto es un misterio para ti, obtener contentamiento según tal manera como es esta. Entonces, si los hombres te escarnecen y se burlan de ti, ¿acaso no lo hicieron con Jesucristo? Lo escarnecieron y se burlaron de Él, y eso cuando estaba en Su situación crítica más grande en la cruz. Ellos le dijeron: «Aquí está el Rey de los judíos», hincaron su rodilla delante de Él, y le decían: «¡Salve, Rey de los judíos!», y pusieron una caña en Su mano y le escarnecían (cf. Mt. 27:29). Ahora bien, obtengo contentamiento en medio de los escarnios y las burlas al considerar que Cristo fue escarnecido, y al actuar con fe en lo que Cristo sufrió por mí.
Fragmentos tomados del libro «La rara joya del contentamiento cristiano», puede obtener más detalles de este libro AQUÍ.
*Jeremiah Burroughs (1599-1646) fue amado por su predicación y su espíritu amable y fue perseguido por su inconformidad con la Iglesia de Inglaterra. Sintiéndose obligado a huir a Holanda por un tiempo, finalmente regresó a Inglaterra y predicó en las congregaciones de Stepney y Cripplegate en Londres, dos de las congregaciones más grandes de Inglaterra. También sirvió como miembro de la Asamblea de Westminster hasta su muerte en 1646.