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Por: Charles Stanley
Si Cristo ocupa el primer lugar en nuestra vida, experimentaremos muchas bendiciones. Estas incluyen…
1. Un espíritu tranquilo. Al dirigir nuestra atención al Señor y meditar en su Palabra, Él nos conduce “junto a aguas de reposo”, donde encontramos descanso para nuestra alma (Sal 23.2).
2. Una fe más fuerte. Estudiar la Biblia ampliará nuestra visión de Dios y nos dará conocimiento y dirección. Nuestra fe crecerá a medida que sigamos su guía y veamos cómo obra en nuestra vida.
3. Un corazón purificado. Como un espejo, la Biblia nos refleja quiénes somos y revela dónde necesitamos cambiar. Cuando confesamos nuestro pecado, Dios promete limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
4. Una mente preparada. Dios quiere prepararnos para el futuro, tanto para los tiempos de gozo como para los difíciles. A través del ministerio del Espíritu Santo, estaremos equipados para lo que la vida nos depare (2 P 1.3).
La vida de Pablo es un ejemplo de lo que significa darle el primer lugar a Cristo. Gracias a que lo hizo el Señor de su vida (Ga 2.20), el apóstol tuvo gozo en medio de las pruebas y fortaleza para enfrentar las dificultades. Estas bendiciones también serán nuestras si le damos la prioridad a nuestra relación con Cristo.
