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Por: David Wilkerson
Un creciente número de cristianos ya no están plenamente satisfechos con Cristo. El Señor está siendo destronado por lo que Él mismo llamó espinos; que Él definió como los afanes de este mundo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas, que entran en el corazón. Cristo dijo que estos son los espinos que ahogan la Palabra y la hacen infructuosa (ver Marcos 4:7).
¿Está el Señor más en tu mente hoy que hace un año? ¿Pasas más tiempo en Su presencia hoy que hace un año? ¿Tu pasión por Él crece o se está marchitando?
Muchos de los que alguna vez estuvieron apasionadamente enamorados de Cristo, ahora corren buscando sus propios intereses. Están agobiados por el estrés y los problemas, persiguiendo las riquezas y las cosas de este mundo. Se han vuelto fríos o tibios; y tienen cada vez menos tiempo para Jesús. El Señor y Su iglesia ahora solo tienen una hora de su tiempo, los domingos por la mañana.
Jesús dijo: “El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará” (Juan 15:6). En otras palabras, esa persona se está secando, ya no está obteniendo vida de la vid verdadera. Está engañado, pensando que todo está bien, porque todavía habla el lenguaje de la intimidad que alguna vez disfrutó con Cristo.
El Espíritu Santo está llamando al pueblo a volver a su primer amor. De vuelta al hambre y sed de más de Cristo. De vuelta a pasar tiempo de calidad en Su presencia; amando Su Palabra; echando sobre Él todas sus preocupaciones; dependiendo de Él para dirección.
Cristo anhela que Sus amados regresen a Él con amor y obediencia. El Espíritu Santo está inquietando nuestros corazones para acercarnos a Él.