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En Somalia, un país donde el Islam es la fe predominante desde el nacimiento, ser cristiano se ve como una contradicción intolerable, a tal punto de recibir grandes castigos por abandonar sus creencias y confesar el nombre de Jesucristo como Salvador.
Rooble nació en una familia musulmana, estudió el Corán, trabajó en una mezquita y seguía todas las reglas de su fe. «Yo también había puesto todo mi corazón en las enseñanzas; mi vida entera estaba comprometida con ello, buscando la vida eterna y la salvación, y cómo podría entrar en el cielo. Mi familia y yo hacíamos mucho para asegurar que el Corán nos llevara al cielo», explica.
En 2008, el somalí conoció a algunos compatriotas cristianos y comenzó a escuchar sus enseñanzas basadas en un libro diferente al Corán. Movido por la curiosidad, robó una Biblia para confrontar la doctrina.
“Empecé a probar esas Escrituras e incluso las mostré a otras personas, quienes creyeron en Jesús antes que yo. Me tomó cuatro años de idas y venidas. Estaba enojado con las personas que me dieron la Biblia, pero aun así veía que tenía algo de verdad, así que comencé a investigar. Al final, comprendí que Jesús era la verdad y el camino a la salvación”, relata Rooble.
Inicio de la persecución
Después de su conversión, Rooble quería compartir el amor de Dios con todos a su alrededor. Entonces, la persecución comenzó en su propio hogar, cuando fue expulsado de su familia y perdió el derecho a la herencia. Además, fue hostigado en el trabajo y tuvo que huir a otra ciudad.
Rooble continuó predicando, fue catalogado como loco y estuvo preso por tres meses. «Allí me golpeaban con frecuencia mientras estaba tendido en el suelo. A veces me golpeaban hasta que vomitaba sangre. Sufrí mucho. Estaba en grave estado cuando finalmente me liberaron», afirma.
El cristiano huyó de la ciudad, pero no dejó de compartir el evangelio: «Nuevamente, fui denunciado a las autoridades locales. Tan pronto como supieron de la predicación, me arrestaron junto con mi hermano, quien también se había convertido. Nos arrojaron en dos fosas separadas».
Había varios cuerpos de personas muertas en los agujeros donde fueron lanzados Rooble y su hermano. «Mientras estábamos allí, nadie nos dio comida. Cubrieron los pozos. Hacía mucho calor allí dentro y había un olor a muertos», recuerda.
Mientras estaban presos, el hermano de Rooble fue asesinado por causa del evangelio. Rooble fue perdonado porque fue considerado loco por los extremistas islámicos. La fe de Rooble flaqueaba, y se preguntaba hasta cuándo sería olvidado por Dios. En esos momentos, recordaba los versículos que había memorizado.
Viviendo en secreto
Rooble y su familia todavía viven entre el pueblo somalí, porque mantenerse separados sería una señal de su conversión. «Vivo en medio de musulmanes, así que sirvo en secreto. Esto hace la vida muy difícil. Es un lugar peligroso, muy difícil para mí y mis hijos. Solo resisto por mi fe», reconoce.
El cristiano somalí fue invitado a participar en un entrenamiento impartido por socios locales de Puertas Abiertas. Rooble conoció a otros hermanos perseguidos y fue animado a permanecer en Cristo. “Oren por los somalíes que han sido salvados y están enfrentando persecución. Están en peligro”, pide el cristiano.
Foto de portada: El cristiano vive su fe en secreto en Somalia debido a la fuerte persecución que enfrenta (foto representativa)
Ser arrojado entre cadáveres putrefactos , ese sería nuestro destino eterno si Cristo no hubiese muerto en nuestro lugar. No quisiera vivir la persecución por la que ha pasado este hermano, pero pensar en esta salvación tan grande, que Cristo sufrió algo infinitamente peor por mí y me libró de una eternidad de tormento, seguro que ayuda. Oremos por nuestros hermanos perseguidos.
Es terrible lo que están pasando nuestros hermanos en Cristo estaré orando por ellos para que su fe sea fortalecida y para que la Palabra sea plantada en los corazones de quienes los envilecen