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Por: A. W. Tozer
Este artículo forma parte de la serie «Encuentros con el Dios Todopoderoso»
Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! 1 REYES 8:27
Siempre podemos medir las cosas. Sabemos lo grande que es el sol, lo grande que es la luna, lo que pesa la tierra, lo que pesan el sol y otros cuerpos celestes.
Sabemos aproximadamente cuánta agua hay en el mar. Nos parece ilimitado, pero sabemos lo profundo que es y podemos medirlo, por lo que de veras no es ilimitado en absoluto.
No hay nada ilimitado excepto Dios, y nada es infinito excepto Dios. Él tiene existencia propia y es absoluto; todo lo demás es accidental y relativo. No hay nada muy grande, ni nada sabio, ni nada maravilloso. Todo es relativamente de esa manera. Solo Dios es quien no conoce grados […] Dios no se extiende en el espacio; Dios contiene el espacio. C.S. Lewis dijo que si pudieras pensar en una hoja de papel infinitamente extendida en todas las direcciones, y si tomas un lápiz y trazas una línea de treinta centímetros de largo, eso sería el tiempo. Cuando empezaste a mover tu lápiz, fue el comienzo de los tiempos, y cuando lo levantaste del papel, fue el fin de los tiempos. Y alrededor, infinitamente extendido en todas direcciones, está Dios. Esa es una buena ilustración.
Padre santo, eres infinito, incapaz de ser contenido o comprendido. Me someto a ti, sabiendo que nada ni nadie se compara contigo. Amén.