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Por: John Bunyan
¿Acaso no hay nada en las oscuras providencias de tales días de aflicción que pueda ser extraordinario cuando las vemos y las observamos sobre nosotros? ¿No hay nada de Dios —de Su sabiduría, poder y bondad— que se pueda percibir en los truenos, relámpagos, granizos, tormentas, en la oscuridad y las tempestades? ¿Por qué entonces se dice que Él «marcha en la tempestad y el torbellino» (Nah 1:3)? ¿Y por qué los siervos de Dios de antaño afirmaron y concluyeron que estas cosas son excelentes y maravillosas?
Podemos ver más de Dios en tales días que en otros. Su poder para sostener a algunos y su ira al apartarse de otros; su preservación de la zarza y el desamparo de los cedros dejándolos caer; el entorpecimiento de los consejos de los hombres para que el diablo mismo no gane ventaja; la entrega de Su presencia a Su pueblo y el abandono de Sus enemigos en la oscuridad; la manifestación de la rectitud de los corazones de sus santificados y la hipocresía de los demás, estas cosas son obras de maravillas espirituales en el día de Su ira y del torbellino y tempestad.
¡Estos días! Estos días son los que más adecuadamente dan una oportunidad a cualquier cristiano de tomar las medidas y los escantillones más exactos de sí mismos. En días tranquilos somos propensos a propasarnos y pensar que somos mucho más eminentes y más fuertes de lo que somos cuando el día de la prueba viene. Las palabras de Gaal y la jactancia de Pedro fueron grandes y altas antes de que llegara la prueba, pero cuando llegó se encontraron a sí mismos por debajo del coraje que creían tener (cf. Jue. 9:38).
*John Bunyan fue un escritor y predicador inglés famoso por su novela El progreso del peregrino. Sepa más de la vida de Bunyan EN ESTE ENLACE.