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Por: Jeremiah Burroughs

Este artículo forma parte de la serie: El contentamiento cristiano

Los hombres del mundo buscan riquezas y piensan que estarían contentos si tuvieran tanto; no apuntan a las grandes cosas. «Pero si tuviera —tal vez algún hombre piensa— solo 200 o 300 [libras esterlinas] al año, entonces estaría lo suficientemente bien». «Si tuviera solo 500 al año, o 1000 al año —dice otro—, entonces estaría contento». Pero el corazón lleno de gracia dice lo siguiente: «Si tuviera 1.000.000 al año, no me contentaría; si tuviera la quintaesencia de todas las excelencias de todas las criaturas del mundo, no podría satisfacerme».

Y, sin embargo, este hombre puede cantar, alegrarse o gozarse cuando solo tiene un poco de pan y un poco de agua en el mundo. ¡No hay duda de que la piedad es un gran misterio! Grande es el misterio de la piedad, no solo en su parte doctrinal, sino también en su parte práctica. La piedad nos enseña este misterio: no estar satisfechos con todo el mundo como nuestra porción y, sin embargo, estar contentos con la condición más baja en la que nos encontramos. Cuando Duques y Príncipes le enviaron a Lutero grandes obsequios, los rechazó y dijo: «Protesté con vehemencia Dios para que no fuera desviado de esa manera; eso no es lo que me contentará. Un poco en el mundo contentará al cristiano para su peregrinaje».

Observen, en esto radica el misterio: «Un poco en el mundo contentará al cristiano para su peregrinaje, pero todo el mundo, y 10.000 veces más, no contentará al cristiano como su porción».


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