No olvides compartir ...

RECIBE MATERIALES DE A.W. TOZER EN TU MESSENGER, para recibir materiales, CLICK AQUÍ.

Por: A. W. Tozer

Este artículo forma parte de la serie «Mi búsqueda diaria«

Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. ÉXODO 3:5

Cuando Leonardo da Vinci pintó su famosa Última Cena, no tuvo mayores dificultades a excepción de los rostros. Y de ellos, hubo uno que le presentó una gran dificultad. No se sentía digno de pintar el rostro de Jesús. Postergaba ese aspecto de la obra; es más, no quería hacer ese rostro, pero sabía que debía completar la obra. Entonces, desesperado, obedeció a un impulso y lo pintó lo más rápido que pudo. De nada servía, pensó. No lo había hecho bien.

Al hablar de la santidad de Dios siento casi lo mismo. A veces pienso que de nada sirve que lo intentemos. Cuanto más medito en Dios y en sus atributos, tanto más me asombra el misterio. ¿Cómo explicar el misterio?

Como da Vinci, sigo avanzando en fe, creyendo, con esperanza en que Dios iluminará la verdad de sí mismo de modo que pueda conocerlo mejor. Ese es el objetivo, después de todo. Si tengo dificultades con la verdad de la Biblia y no entro en la presencia de Dios, entonces ¿qué he estado haciendo? ¿Qué podría revelarme el entendimiento intelectual, del latido del corazón del Dios que me creó?

¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor omnipotente,

 Siempre el labio mío loores te dará.

¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Te adoro reverente,

Dios en tres personas, bendita Trinidad.

REGINALD HEBER (1738-1826)

Oh, Padre celestial, inclino mi cabeza y abro mi Biblia permitiendo que el Espíritu Santo la ilumine hasta que mi corazón empiece a cantar maravillado adorando al Dios que amo. ¡Amén y amén


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *