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Por: Miguel Núñez
Este artículo forma parte de la serie «95 tesis para la iglesia de hoy» del Pastor Miguel Núñez
Basada en Efesios 6:10-18
Una vez más, en medio del movimiento de guerra espiritual en que nos encontramos, con frecuencia hemos oído a algunas personas hablar de la necesidad de “ponerse la armadura de Dios antes de salir de la casa”; lo cual implica un mal entendimiento de lo que es la armadura. La armadura de Dios no es un uniforme, es un estado en el cual el creyente se encuentra. Necesitamos entender cuál fue la metáfora, la figura de comparación que el apóstol Pablo usó para ayudarnos a entender de qué manera tenemos que vivir la vida cristiana.
La armadura del Espíritu es algo que Dios hace, por eso se llama la armadura de Dios. No es algo que el hombre crea, no es algo que el hombre inventa, no es algo que el hombre puede manejar ni manipular. Esa armadura estaba relacionada con el uniforme que usaba el soldado romano, la cual proveía cierta protección. Pablo, entonces, usa las partes de esa armadura del soldado romano para ilustrar la vida del cristiano y la forma como debe cubrirse para estar protegido. Así, por ejemplo, llamó al cinto el cinto de la verdad. Obviamente, el cinto en el soldado romano era lo que sostenía toda la armadura. La coraza que cubría el tórax estaba sostenida por el cinto; la espada estaba colocada
en el cinto. El cinto representa la verdad.
En otras palabras, el cristiano que quiere pelear la guerra espiritual necesita andar en la verdad y conocer la verdad. La coraza protegía el tórax, y en el tórax está el corazón y más abajo el hígado, órganos esenciales del cuerpo humano. Básicamente, la coraza de justicia habla de la rectitud moral que Cristo nos da, y que nosotros necesitamos cuidar al andar en santidad. La guerra espiritual se pelea, entonces, andando en santidad. La espada del Espíritu es el único instrumento ofensivo mencionado en esta armadura; todos los demás instrumentos son defensivos, pero este es ofensivo. Nos dice Efesios 6 que la espada del Espíritu es la Palabra de Dios (Efesios 6:17). La Palabra de Dios tiene el poder. Tiene el poder para afirmarnos, tiene el poder para rechazar los errores, tiene el poder para echar a los falsos maestros. Tengo, entonces, que librar esa batalla manejando la Palabra de Dios con precisión. Pablo habla también del yelmo.
El yelmo era ese casco que protegía la cabeza del soldado romano. ¿Qué está en mi cabeza? Están mis pensamientos, está el cómo pienso. Necesito, entonces, cuidar la forma de pensar, porque como el hombre piensa, así es él. Y ahora tengo una idea mucho mejor de esta armadura que Efesios 6 llama la armadura de Dios, de aquello que Dios me entrega, aquello que Dios me da, incluso, el día que vengo a ser parte de su familia. Pablo habla del calzado, de esos zapatos o sandalias (como llamarían en el pasado). Estos zapatos no son otra cosa que el evangelio. Es el evangelio lo que tiene que ser llevado; por eso se da la referencia al calzado de la armadura. Con ese evangelio, puedo guerrear en contra de la incredulidad del hombre. Y de ahí, entonces, que el cristiano puede sentirse protegido por algo que Dios le otorga como hijo. No es la armadura del hombre, es la armadura de Dios.
Gran explicación, gracias Dios y gracias pastor Miguel por su cuidado y ministerio. Bendiciones a Uds. Y a todos les que los siguen. Amén