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Un video de la pastora Lisney de Font ha generado gran atención en las redes sociales, donde se la ve rechazando enérgicamente los “prejuicios” presentes entre los fieles dentro de las iglesias.
Durante su prédica, De Font criticó a quienes expresan abiertamente sus prejuicios contra “hombres y mujeres de Dios” en las plataformas digitales. Según sus palabras, estas personas representan un serio obstáculo para el avance del reino de los cielos y actúan como «la mano derecha del infierno».
La pastora identificó el prejuicio como la principal causa de división dentro de la iglesia. “Por eso la gente se mueve de iglesia, pero nunca abraza paternidad”, señaló, lamentando la falta de unidad entre los cristianos.
Además, De Font abordó las críticas que ha recibido por asumir el rol de pastora, con algunos detractores incluso acusándola de ser del Diablo. En respuesta, afirmó: “Quíteme el título si les molesta y póngame, hermana Lisney, que el título no les sea estorbo…”
Otro punto que resaltó en su mensaje fue la dificultad de reeducar a personas que provienen de otras denominaciones cristianas, quienes a menudo llegan con prejuicios dogmáticos. “Sabe cuánta gente viene de la iglesia adventista prejuiciada con el mover pentecostal. Sabe cuánta gente viene de la iglesia Bautista, Metodista, Asambleas de Dios, prejuiciados con lo apostólico…», expresó.
La predicadora concluyó con una advertencia sobre el «culto en el aire», sugiriendo que, en ese día, muchos se verán obligados a dejar de lado sus diferencias denominacionales y a unirse con sus hermanos en Cristo, independientemente de sus antecedentes.
Esta contundente prédica de Lisney de Font sigue generando debate y reflexión entre los creyentes en todo el ámbito digital.
Puede ver el video HACIENDO CLIC AQUÍ.
Con todo respeto para la predicadora, tanto ella como todo cristiano debe someterse única y exclusivamente a lo que dice la biblia, el mundo predica la liberación femenina, la biblia no, los roles fueron establecidos por Dios a través de los apóstoles. Es ella quien debe aceptar que se conduce conforme a la moral humana y no conforme a la Ética Cristiana cuyo fundamento inapelable e insustituible es la palabra de Dios.