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Por: Thomas Watson.

1. Un aprecio respetuoso

Los hijos deben honrar a sus padres teniéndoles un aprecio respetuoso. Tienen que demostrarles un respeto cortés y profundo. Por eso, cuando el Apóstol habla de los padres terrenales, habla también de reverenciarlos (He. 12:9). Esta reverencia ha de ser expresada:

(1) Interiormente, con un temor combinado con amor. “Cada uno temerá a su madre y a su padre” (Lv. 19:3). En el mandamiento, el padre es mencionado primero. Aquí, la madre es mencionada primero, en parte para honrar a la madre porque, en razón de las debilidades inherentes a su sexo, es propensa a ser desdeñada por sus hijos. Y en parte porque la madre soporta más por sus hijos.

(2) Externamente, tanto con palabras como con acciones. Reverenciar a los padres con palabras se refiere a cuando se habla directamente con ellos o cuando se habla de ellos a otros. “Pide, madre mía”, dijo el rey Salomón a Betsabé, su madre (1 R. 2:20). Cuando hablan de sus padres, los hijos deben hablar honorablemente. Tienen que hablar bien de ellos, si eso merecen. “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada” (Pr. 31:28). Y en caso de que, por debilidad, un padre o una madre cometa una indiscreción, el hijo debe hacer todo lo posible por disculparlo con sabiduría para cubrir la desnudez de sus padres.

(3) Teniendo una conducta sumisa… José, aunque era un gran príncipe y su padre había empobrecido, se inclinó ante él y se comportó con una humildad como si su padre fuera el príncipe y él mismo fuera un pobre hombre (Gn. 46:29). El rey Salomón, cuando su madre se acercó a él, “se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella” (1 R. 2:19)… ¡Ay, cuántos hijos distan de rendir esta reverencia a sus padres! En cambio, los desprecian. Se comportan con tanto orgullo e indiferencia hacia ellos que son una vergüenza para el evangelio y causan que sus padres ya ancianos vayan al sepulcro con dolor. “Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre” (Dt. 27:16). Si todos los que deshonran a sus padres son malditos, ¡cuántos hijos en nuestra época se encuentran bajo esa maldición! Si los que son irrespetuosos con sus padres viven hasta tener hijos, sus propios hijos serán una espina en su carne y Dios les recordará sus pecados en el día de su castigo.

*Thomas Watson. Predicador Puritano inglés, del que se ignora su genealogía y la fecha de su nacimiento. Estudió con ahínco en el Emmanuel College de la Universidad de Cambridge, llamada la “Escuela de los Santos”, porque allí recibió su educación universitaria un número elevado de los llamados Puritanos, o teólogos evangélicos reformados del siglo XVII


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