Por: John MacArthur
ÚNETE A NUESTRO GRUPO DE WhatsApp o Telegram. Y recibe materiales todos los días.
Dios permite que a su pueblo le ocurran cosas malas para que deje atrás su dependencia del mundo. Las pruebas eliminan los recursos del mundo en que los creyentes confían, haciéndolos completamente dependientes de los recursos divinos. Antes de que Jesús alimentara a los cinco mil, «vio que había venido a él gran multitud, [y] dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?» (Jn. 6:5). Felipe y el resto de discípulos hicieron de inmediato un inventario y los resultados no eran prometedores: «Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?» (Jn. 6:7-9). Pero Felipe y el resto no entendieron de qué se trataba todo el asunto: «Esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer» (Jn. 6:6). Jesús utilizó este incidente para mostrarles la inutilidad de confiar en los recursos humanos.
Tercero, Dios permite que a su pueblo le ocurran cosas malas para llamarlo a su esperanza celestial. Pablo escribió así a los romanos: «Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza» (Ro. 5:3-5). Quienes tienen su esperanza puesta en el cielo nunca sufrirán decepciones en esta vida, y el sufrimiento es el primer paso para producir tal esperanza. Pablo expresó a los corintios su esperanza celestial cuando escribió: «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Co. 4:17-18). Cuanto mayor sea la carga de las pruebas que los creyentes soporten en esta vida, más dulce se vuelve su esperanza del cielo.
Cuarto, Dios permite que a su pueblo le sucedan cosas malas para revelarle qué es lo que aman en realidad. Quienes buscan el carácter probado que produce el sufrimiento (Ro. 5:3-4) y buscan sufrir con el Señor Jesucristo (cp. Hch. 5:41; 1 P. 4:13), soportarán las pruebas con gozo. Pero quienes centran su atención en las cosas mundanas reaccionarán con rabia y desespero cuando las pruebas los golpeen.